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EDITORIAL

La difícil búsqueda de un Ministro de Minas

martes, 29 de marzo de 2016
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Santos no puede dar papaya y optar por alguien inhabilitado para desempeñar el cargo de ministro, debe fichar uno leal al Gobierno

El Gobierno Nacional está perdiendo tiempo precioso en la urgente solución a fondo de los problemas energéticos del país. Han pasado tres semanas y la cartera de Minas y Energía sigue sin un ministro en propiedad que conozca el sector y desarrolle las políticas públicas adecuadas y necesarias para la actual situación, y que además proyecte el futuro energético, petrolero y minero de Colombia. La alta consejera, María Lorena Gutiérrez, está encargada y seguramente está atenta al complicado sector, pero la interinidad está llegando a su máximo nivel en un momento bastante crítico.

¿Cuál es la dificultad para encontrar a un ministro de Minas y Energía idóneo? Lo primero que debemos decir que es hay muchos colombianos que saben del tema, que incluso son jugadores internacionales del mundo energético, petrolero y minero, pero tienen inhabilidades legales o éticas, pues han hecho negocios con el Estado colombiano. El segundo gran obstáculo para encontrar un buen nombre que remplace al polémico Tomás González es que nadie de la alta gerencia de una multinacional se va al sector público a prestarle un servicio al país en su mejor momento profesional. Los salarios son malos, el trabajo es enorme y los riesgos a las demandas, denuncias y al escarnio mediático público es gigante. En pocas palabras, no es un buen negocio para alguien idóneo, con prestigio y buen profesional ser ministro de Minas y Energía en este momento.

Un tercer obstáculo, que tiene mucho que ver con el primero, es la puerta giratoria que la usan los mismos en las mismas; muchos funcionarios del sector, quienes han acumulado experiencia, conocimiento y negocios para ellos, sus familias y sus socios, entran y salen de las entidades del sector haciendo dinero con asesorías. A muchos de este grupo les encantaría ser ministro, pero la crítica situación y la lupa de los medios los espanta para bien del país. La difícil búsqueda de un buen ministro de Minas y Energía también tiene que ver con el pulso político que nombrar un ministro reviste: el Partido Conservador no quiere perder esas cartera; el apetito burocrático de Cambio Radical lo quiere; el Partido Liberal en alza lo reclama, y el alicaído Partido de la U, lo reivindica como suyo. Eso sin mencionar a los ‘verdes’ que lo podrían cambiar por el Ministerio de Trabajo y el Sena. Pero el palo no está para hacer cucharas y los retos energéticos, petroleros, gasíferos y mineros deben estar por encima del ajedrez político ministerial.

¿Qué debe hacer el presidente? Confiarle ese crítico Ministerio a un profesional idóneo de su confianza que le preste un favor al país durante todos los 28 meses de administración que le quedan o si la Alta Consejera encargada asume el reto en su totalidad, y más bien se le busca un remplazo para sus labores en la Casa de Nariño. Pero la palabra la tiene Santos.

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