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Trump fijo plazo hasta el 1 de agosto para aplicar nuevos aranceles
¿Cómo salirse del baile de los aranceles impuesto por Trump? Difícil, mientras el socio natural sea quien pone impuestos a las importaciones saltándose todos los TLC
Varios sucesos políticos, sociales y económicos han marcado el aún lejano primer año de Donald Trump en su segundo mandato en Estados Unidos. Por ahora, lo más traumático desde el punto de vista económico es la guerra arancelaria desatada inicialmente contra sus principales socios comerciales, México, China y Canadá, y luego en contra de todos los países, incluyendo a Colombia, con quien tuvo un episodio que no se puede olvidar y sentó un fuerte precedente; ocurrió en enero cuando el presidente, Gustavo Petro, no accedió a recibir vuelos con colombianos deportados, renglón seguido (solo cuatro horas después), Estados Unidos ordenó gravar con 25% todos los productos colombianos y elevar la medida a 50% dentro de una semana. Trump demostró que no andaba con amenazas y Petro tuvo que aceptar las condiciones de su primer socio comercial.
Durante el aleccionante episodio, quedó claro que las sanciones están listas y redactadas, pendientes de que Colombia no cumpla con los acuerdos. La economía colombiana fue el primer ejemplo para el mundo que no eran simples amenazas, que todo podía suceder en el segundo tiempo de Trump, muy a pesar de que las autoridades colombianas siempre han hablado de que el tratado de libre comercio entre los dos países era garantía de unas relaciones recíprocas, pero no.
Luego vinieron los listados arancelarios a más países que no han podido cambiarle el tema a Estados Unidos, literalmente los cancilleres y ministros de comercio exterior han tenido que desfilar por Washington tratando de no salir perjudicados en sus negocios con el motor de la economía mundial; lo cierto es que el presidente estadounidense sí ha logrado que el tema comercial y arancelario tenga epicentro en su economía y no en los grandes exportadores, tal como había venido sucediendo en las últimas décadas.
Hay países como Brasil que han logrado liberarse de la permanente amenaza arancelaria de Trump, y lo han logrado luego de un rediseño y diversificación de sus economías, basados en un gran pacto por el crecimiento y la competitividad, cosas esquivas en Colombia, en donde se crece poco y de la competitividad nadie habla, solo se logra tener buenas exportaciones basadas en la tasa de cambio del peso frente al dólar, no por eficiencia de los puertos, mano de obra calificada, gran logística o producción calificada.
A pesar de que el país tiene una docena de tratados de libre comercio no ha logrado desarrollar nearshoring por la alta inseguridad en todo el territorio, especialmente en los puertos, y porque no hay una política pública enfocada en ser competitivos en las exportaciones. El comercio con Estados Unidos se debe cuidarse como la gallina de los huevos de oro, pero debe hacerse un ejercicio mucho más ambicioso en diversificar los destinos de exportación, mejorar la competitividad de lo exportado y aupar el crecimiento de la economía.
A poco más de un año de terminar el gobierno actual, nunca se habló de políticas comerciales, ni se trabajó con las empresas exportadores para potenciar su trabajo, mucho menos se mostró al país como un terreno próspero para invertir. De momento, hasta que las políticas económicas y comerciales cambien, no es buena idea enfrentar el garrote arancelario estadounidense, es casi imposible e irresponsable habrá -ahora- de diversificar mercados.
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