Informalidad y subsidios en la reforma pensional

No hay mucho tiempo en esta legislatura para debatir la reforma pensional presentada por el Gobierno Nacional ante el Congreso de la República, lo más seguro es que se extienda hasta diciembre y que los 18 artículos que tiene la iniciativa se vayan creciendo ante la proactividad de los gremios y las ideas sueltas de los senadores y representantes, incluso no se descarta que el espinoso tema de la edad de jubilación aparezca en escena, pues las finanzas personales y la economía colombiana no pueden seguirse dando el lujo de jubilar a las mujeres de solo 57 años y a los hombres de 62, las edades más bajas entre las economías de la Ocde.

Por ahora, el Ministerio de Hacienda -quien debe ser el rector de la iniciativa gubernamental- le ha hecho algunas modificaciones al texto inicial. La reforma plantea que el sistema pensional tenga cuatro pilares: el solidario, el semicontributivo, el contributivo y el de ahorro voluntario. Uno de los ajustes fue con relación a los aportes de solidaridad adicionales de 1,5%, que ya no serán a partir de los 4 salarios mínimos, sino a partir de los 7.

Es lógico pues quienes tienen ingresos de 4 salarios mínimos de verdad no son privilegiados, es clase media baja y ponerles 1,5% de aporte de solidaridad es un golpe a sus ingresos, y lo más importante es que por primera vez en el proyecto de ley se habla de blindar los recursos del sistema del apetito de los políticos, pues el mayor temor es que la plata de las pensiones se convierta en un botín político del Presidente de la República de turno, olvidando que el ahorro pensional es de los trabajadores individualmente y que el Estado solo debe administrar estos recursos para garantizar pensión, que ha sido construida con el paso de los años.

Hay que recordar -una vez más- que los colombianos que tiene más de mil semanas cotizadas no entran en la reforma pensional, es decir se les garantiza el viejo esquema pensional con que lograron sus ahorros por casi 20 años.

La mayor polémica está en el pilar solidario, en donde estarán los adultos mayores que se encuentran en condición de pobreza extrema, pobreza o vulnerabilidad, quienes recibirán una renta por encima de la línea de pobreza de $223.000 actualizada con Índice de Precios al Consumidor; la crítica es que el Gobierno no se ha esmerado en combatir la informalidad, generando ejércitos de desempleados informales que no cotizan pero disfrutarán el ahorro de quienes han sido disciplinados en sus vidas laborales. Trabajar con todas las de la ley, ahorrar para pensionarse debe ser norma, no vivir esperando una ayuda gubernamental apalancada por el ahorro de los formales, ese sería un principio de equidad inverso. Incluso, deben diseñarse artículos que estimulen el trabajo que obliga al ahorro pensional.

El pilar de ahorro individual voluntario, que recoge a las personas con mayor capacidad de ingresos, debe ampliarse, es decir todo colombiano disciplinado que desee un ahorro para su vejez debe tener más incentivos, por ejemplo, beneficios tributarios, de tal manera que mejorar la pensión no solo sea cosa de bien remunerados. Todos deberían tener la posibilidad real de contar con una mejor pensión a futuro.

La única manera de garantizar que el país avance es que se tomen las pensiones como “dinero sagrado” protegido por una junta de Colpensiones proba, en donde estén los ministerios de Hacienda y Trabajo, más miembros independientes para periodos fijos que no estén sincronizados con elecciones.