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EDITORIAL

Hay que poner bonita la ETB para sacarla a la venta

domingo, 1 de mayo de 2016
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El punto no es si se vende o no la ETB, el meollo es cuándo es el momento más apropiado para que Bogotá salga de sus acciones en la empresa.

La diferencia entre la venta de las acciones que el Estado tenía en la empresa generadora de energía Isagen y las que tiene el Distrito en su Empresa de Telecomunicaciones de Bogotá (ETB),  es grande y es de tiempo u oportunidad en venta, si se quiere. Mientras la generadora era una empresa madura, sin opciones de crecimiento, pero bien gestionada, toda una novia bonita para cualquier pretendiente; la distrital de telecomunicaciones es una compañía con serios problemas de burocracia, baja rentabilidad, pérdida de participación en el mercado y escasa competitividad en un sector donde se requieren fuertes inyecciones de capital por parte de sus accionistas para seguir en la competencia.

La justificación de motivos de las dos enajenaciones de acciones públicas en empresas a privatizar, rezan las mismas palabras: cambiar un activo productivo por otro mucho mejor, como son las obras de infraestructura que el país y el Distrito, en este último caso, necesitan para mejorar la calidad de vida. Incluso en el documento de la Alcaldía de Bogotá sobre el futuro de la ETB se dice que, “la Administración Distrital adelantará acciones estratégicas desde el punto de vista financiero y de costo de oportunidad, relacionadas con la gestión, optimización, transformación y/o sustitución de activos financieros, tales como la venta de acciones de ETB, entre otros, de tal forma que le permita generar recursos en el corto y mediano plazo para financiar programas de inversión social y de infraestructura del Plan de Desarrollo 2016-2020 ‘Bogotá Mejor para todos’”.

Pero se cae en contradicciones estratégicas cuando se analiza la ETB, se le critica en su gestión inmediata, y en un apartado más adelante, se trata de hablar bien de la compañía para despertar algún tipo de interés por parte de un eventual comprador. Al fin qué: ¿es una buena o mala empresa? La actual administración de Bogotá no puede caer en afanes cortoplacistas en la enajenación de acciones de empresas oficiales. Estamos de acuerdo con la venta, pero debemos acudir a los expertos del mercado de las telecomunicaciones para sondearles si es el momento. “El valor de la ETB es una combinación de dos elementos: primero, el valor que tiene hoy la empresa bajo propiedad mayoritariamente estatal y el segundo, el valor adicional que le pudiera añadir un comprador privado con mayor escala y capacidades. El valor al que se transa en bolsa es una buena estimación del primer componente de su valor. El segundo componente dependerá fundamentalmente de la valoración que haga el posible comprador”. Lo más importante es tasar lo correspondiente a la prima de control.

De momento hay mucha tela por cortar en la propuesta de Peñalosa, eso sin contar la politización de la decisión en la época preelectoral que se avecina en pocos meses.

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