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EDITORIAL

Hay que consolidar la economía

miércoles, 22 de enero de 2014
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Si Colombia mejora la infraestructura y logra un acuerdo de paz, entonces la economía crecerá por encima de 7%.

Las buenas noticias económicas se vienen desgranando poco a poco desde hace año y medio. Los logros en la escasa variación en los precios de la canasta familiar; la firma de tratados de libre comercio; el congelamiento del costo de Acpm; las pocas alzas del galón de gasolina; el avance persistente en la generación de empleos formales; la reducción de la pobreza; el control del déficit fiscal; las cifras récord de la inversión extranjera directa; la buena calificación de la economía colombiana por parte de las firmas de riesgo; las tasas bajas de interés, son algunas de las noticias económicas a las que no estamos acostumbrando por estos días, pero no siempre fue así, y no siempre va a ser así.

Es por eso que el buen dinamismo y la coyuntura que estamos viviendo deben consolidarse con políticas públicas más ambiciosas de transformación social, como es trabajar más por la equidad social a través de inversiones estratégicas en sectores de la economía ricos en empleos de calidad, y sobre todo en regiones golpeadas por el crónico conflicto. Pero en lo que más se deben concentrar los gobernantes es en solidificar la economía de la mano del fin de la guerra que tiene sus más profundas raíces en el descuido de los anteriores gobernantes en atender las necesidades básicas de los ciudadanos. En este orden de ideas, las infraestructuras juegan un papel determinante en esa consolidación. Y siempre que decimos infraestructuras, no solo nos referimos a las necesarias vías, puentes, puertos, dobles calzadas, distritos de riego y aeropuertos, sino a las telecomunicaciones y a la educación de calidad.

Plantear que se debe consolidar la economía puede ser lanzar palabras al aire sin sentido. La economía se consolida con buena infraestructura y educación de calidad en primaria, secundaria y universidad, pero ante todo en un marco de paz duradero sin rencores ni mezquindades. Para nadie es un secreto que el conflicto ha sido la excusa para tener un presupuesto nacional enfocado a la seguridad y el miedo. Un país en paz debe pensar más en los colegios, las universidades y sobre todo, en la formación de profesores e investigadores que logren transformar la sociedad de la violencia en la que vivimos por una más civilizada y educada. 

La economía tiene que ver más con un eje o centro de costos y beneficios del que se desprende el nuevo país. De nada vale crecer a 4,5% o a 7% si avanzamos en la consolidación total que no es otra cosa que una profunda transformación social que comience por las bases. Para lograrlo tenemos que creernos el cuento en serio de que Colombia puede ser otro país, camino al desarrollo, sin guerra y con calidad de vida, par ello debemos aunar esfuerzos entre los gobiernos y las empresas. Un país diferente sí se puede.

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