MI SELECCIÓN DE NOTICIAS
Noticias personalizadas, de acuerdo a sus temas de interés
Todos los indicadores demuestran que hay una crisis silenciosa que puede volverse crónica en la producción de alimentos básicos en Colombia, a la luz del comportamiento de los precios durante el último semestre. Un fenómeno global que enciende las alarmas sobre las asimetrías en la producción agropecuaria en un país que se ha vendido desde hace muchos años como una “eventual despensa de alimentos”.
La coyuntura dicta que “los impactos de la devastadora guerra en Ucrania, que causa un sufrimiento incalculable, se están sintiendo mucho más allá de sus fronteras, y afectan a un mundo que emerge de una pandemia que ha provocado los mayores daños en los países en desarrollo.
Una de las consecuencias más críticas es la crisis del precio de los alimentos, poniendo en tela de juicio la asequibilidad y la disponibilidad de trigo y otros alimentos básicos”, palabras de Mari Elka Pangestu, directora gerente de Políticas de Desarrollo y Alianzas del Banco Mundial, que vienen como anillo al dedo y sirven para reordenar conceptos como la seguridad alimentaria.
El 75% de la inflación que padece Colombia, 8,53%, anualizada a marzo, tiene que ver con la disparada de los alimentos, transporte y tarifas de agua, luz, gas y combustibles, y lo que más pesa es la comida. Un panorama que no parece mejorar si se proyectan las externalidades a largo plazo que actúan como causas principales, pues el aumento de los precios internacionales de las materias primas y la guerra de Rusia-Ucrania, grandes proveedores de alimentos, insumos y minerales, cuyos precios han desbordado la inflación en todo el mundo, y mucho de la solución a los altos precios tiene que ver con estrategias de choque locales, como es una producción de alimentos urgente, inversiones exprés en plantas de fertilizantes, abonos, transporte, cadena logística, distritos de riego y todas esas variables que son fundamentales para los empresarios del campo.
La solución a la variación de precios que padece el país no viene de la mano de la subida de la tasa de interés, pues esto no tendría efecto sobre el costo de vida en lo que tiene que ver con los precios de la carne, los huevos, la leche o el pan. Dice la Organización de la ONU para la Alimentación y la Agricultura (FAO), que los precios mundiales de los alimentos alcanzaron en marzo “un nivel nunca registrado” debido a la guerra en Ucrania, que afecta seriamente al comercio de cereales y aceites vegetales.
“Los precios de las materias primas agrícolas, como el trigo, el girasol o el maíz, siguen disparándose a medida que se intensifica el conflicto entre Rusia y Ucrania, los principales exportadores mundiales de estos productos (...) El índice de la FAO, que se basa en la variación mensual en el mundo de los precios de una cesta de productos básicos, registró un aumento de 12,6% en marzo, con respecto a febrero, cuando ya había batido un récord desde la creación de estas estadísticas en 1990”, indica la organización en un comunicado. Los cereales en el mundo han aumentado 17,1% con respecto a febrero, debido sobre todo al trigo.
El maíz también registra subida mensual de 19,1%, alcanzando un nivel récord, y mientras esto sucede, en Colombia la única solución a los precios altos ha sido subir la tasas de interés, no hay reuniones con los gremios de la producción agropecuaria para comprometer aumentos en los suministros.
El recaudo tributario a febrero llegó a $49,51 billones, cifra baja si se tiene en cuenta que la meta de este año debe superar $300 billones, monto necesario para inversión social
Germán Ávila es el nuevo rector de la economía, el cuarto del gobierno de Petro, un cargo que ha quemado a sus tres antecesores. Deben ser más fieles a las cifras que a los dogmas
El Gobierno Nacional va rumbo a completar medio centenar de ministros que han pasado por una administración débil en gestión, pero más deciente en continuidad y rotación