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EDITORIAL

¿Fin a la cabalgata de uniones económicas?

sábado, 25 de junio de 2016
La República Más
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La salida de Gran Bretaña de la Unión  obliga a un cambio de moda en las relaciones de los países y a la manera de verse en un mundo globalizado.

 

Es un hecho muy relevante que estará entre las noticias del año, justo al final del primer semestre de 2016, durante la fiesta de San Juan que le da el pistoletazo al verano europeo: Gran Bretaña votó por el ‘Brexit’, es decir, salir de la Unión Europea y recobrar su autonomía económica, comercial, y en general, no atar, sujetar o supeditar sus decisiones de competitividad económica a lo que dijeran los países miembros de la Unión Europea, que ya sumaban 28. Es un golpe enorme a las iniciativas promulgadas y lideradas por Alemania, Francia y Gran Bretaña con el objetivo de crear en el viejo continente un espacio que pudiera competirle con fuerza a las dinámicas económicas de Estados Unidos o Asia en su conjunto. Sin Gran Bretaña, la Unión Europea queda tambaleante y el sueño de tener una moneda común y una constitución con los países del Reino Unido, simplemente se deberá aplazar u olvidar para siempre.

La decisión no solo es un verdadero tsunami para las finanzas de Europa, es un auténtico cambio de planes en un continente agobiado por los flujos migratorios, las asimetrías económicas de los países y una nula competitividad en sectores económicos en donde antes eran líderes. Recordemos que a la Unión Europea con moneda única se llegó luego de surtir los pasos de unión comercial, aduanera, cumplir con unos mínimos económicos y se quedó sobre el tintero avanzar hacia una constitución generalizada apara Europa. Gran Bretaña nunca asumió el euro como su moneda, al igual que algunos países de la Unión en Escandinavia, pero gozaba de las mieles comerciales y de las fronteras comunes.

Ahora, el gobierno deberá rehacer toda la doctrina económica que estaba vigente durante los últimos años. Desde 1973, Gran Bretaña venía trabajando, hombro a hombro, con Alemania y Francia como líderes de la idea de hacer una Europa más compacta. En cuestión de meses deberán presentar un plan que puede durar dos años para salir del grupo, que poco a poco empieza a desgranarse.

La noticia le pasó factura a las bolsas de valores y por vía directa a las monedas que ven devaluarse. Curiosamente, la Bolsa de Londres no salió tan golpeada, en un efecto de credibilidad que puede apagarse en pocas semanas. ¿Qué va a pasar? Países como España, Grecia, Italia, Irlanda y Portugal deben preocuparse, pues la unión económica y comercial enfrenta grietas causadas por ellos, que mucho se beneficiaron y poco le aportaron al grupo. Ya hay iniciativas de salida en Francia y Alemania, todo generado por la indisciplina fiscal de las naciones menos ricas. Al otro lado del Atlántico, las cosas no tienen una repercusión directa, menos en Colombia, un país con facilidad para firmar tratados de libre comercio que deberá empezar a elaborar planes para acercarse a Gran Bretaña en forma directa, no a través de la alicaída Unión Europea.

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