Embalses llenos deben reflejarse en los precios

Colombia es un país privilegiado en cantidad de lluvias y sobre esa riqueza natural se ha construido el sistema interconectado pieza fundamental del puzzle eléctrico. Por estos días, el Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales, Ideam, que monitorea los embalses para evaluar su estado y evolución, basándose en condiciones hidrometeorológicas, viene informando que las represas y los embalses están llenos, además que el periodo de lluvias ha sido atípico y los aguaceros se han extendido hasta los meses de junio y julio, tradicionalmente más secos, en casi todo el territorio nacional, información crucial para entidades que negocian con el agua y producen energía.

Está claro que el Ideam nada tiene que ver con la administración de los embalses de los cuales beben los acueductos, no de las represas que muelen agua para producir energía, esa entidad solo proporciona datos para que otras entidades tomen decisiones. Así las cosas, qué decisiones están tomando los acueductos y las generadoras de energía para transferirle ese “beneficio climático” a los usuarios.

Por lo menos, en lo que tiene que ver con la Alcaldía de Bogotá, ya se terminó el racionamiento basado en el nivel de los embalses, pero en lo que tiene que ver con las generadoras no ha sucedido lo mismo y empresas y familias siguen pagando un servicio eléctrico muy costoso, basados en la información sobre las lluvias que aporta el Ideam. Nadie entiende por qué la luz o el aire acondicionado están caros en medio de las constantes lluvias.

El ministro de Minas y Energía, Edwin Palma, ha denunciado que los embalses están llenos y que muchos de ellos están “botando agua” y que en algunas horas el precio de la energía en bolsa se ha pagado hasta 10 veces más cara, repuntes que se han visto en los precios en bolsa entre junio y julio de 2025, expresando que en algunos lapsos el kilovatio-hora ascendió hasta $824,9. Una situación que no debe tolerarse porque los recibos de los servicios públicos -al lado de los alimentos y el transporte- son los gastos que más pesan en la inflación.

Además, ha dicho el Ministro que a las hidroeléctricas se les está pagando el cargo por confiabilidad; esto quiere decir que se asume un costo con la finalidad que se siga garantizando la capacidad energética en periodos de alto estrés en el sistema, es decir, cuando se atraviesan periodos de altas temperaturas, como los fenómenos de El Niño, los cuales disminuyen el nivel de los embalses y hacen que la capacidad hídrica sea menor para generar energía.

Quizá sea el momento para que la Comisión de Regulación de Energía, Gas y Combustibles, encargada de regular los servicios de electricidad y gas, tome cartas en el asunto, pues si bien hay explicaciones de mercado, una familia o un empresario no entienden por qué si los embalses están llenos, el precio del kilovatio-hora no baja de manera automática.

Es cierto que hay unas reservas que se deben mantener para enfrentar periodos de alto estrés hídrico, y que esto lo decide el operador del sistema, es decir, XM, bajo criterios de confiabilidad energética; lo que ha llevado a pensar en un rediseño o máxima vigilancia al administrador del mercado eléctrico, que quizá esté pensando más en los jugadores generadores que en los usuarios o consumidores, es vital que revisen los mecanismos y se aísle el lobby de políticos en el sistema.