El torniquete urgente a las tarifas de energía

Si la actual situación de precios de la energía se hubiese dado en los gobiernos anteriores, los consumidores habrían salido a las calles para pedir revisión de las facturas de servicios públicos, pero como la asimetría y desbarajuste en la formulación del precio sucede durante un gobierno de izquierda, la protesta social no es una opción, también una asimetría. En agosto, los costos de los servicios subieron 25,9%, especialmente en ciudades como Santa Marta (49,9%), Riohacha (47,1%), Barranquilla (44,4%), Sincelejo (40,7%), Valledupar (40,4%) y Montería (40,4%). Toda una locura de precios que nadie explica y que se convierten en un auténtico polvorín social, al que el presidente, Gustavo Petro, le ha salido paso anunciando cambios estructurales en la Comisión de Regulación de Energía y Gas (Creg), una entidad oscura (literalmente) sin mucho protagonismo y responsable de la actual situación. Dijo el Presidente que el Gobierno, por medio del Ministerio de Minas, asumiría el control de la polémica entidad: “las comisiones reguladoras son para regular los mercados en función del derecho universal, no para afirmar procesos de especulación financiera, como hasta ahora lo han realizado, tenemos un artículo de una ley, hecha por Duque, en su Plan de Desarrollo, la pensó para su Gobierno, que nos permite asumir las funciones de la Creg, ese artículo lo vamos a usar, tenemos primero un espacio de diálogo, pero Duque nos habilitó y el Congreso de la República para asumir las funciones de la Creg”. Una posición que generará polémica pero que ayudará a resolver problemas y situaciones que están asfixiando a los consumidores de energía que son las miles de empresas y las más de 14 millones de familias. En esa suerte de solución -intervenir dicha Comisión- también es preciso resolver la pregunta sobre qué pasa con XM, una compañía encargada de operar el sistema interconectado nacional que nutre a 16 millones de usuarios y administrar el mercado de energía mayorista, entidad sin marco de vigilancia y control. La tercera parte del problema, además de la Creg y XM, son los grandes generadores doble propósito, léase EPM y GEB, quienes a través de socios estratégicos y subsidiarios generan, comercializan y distribuyen, situación que se arregló durante el post-apagón de mediados de los años 90, pero que por el lobby y los problemas crónicos del mercado y consumidores en la costa Caribe, se volvió a engendrar, una suerte de quien no reconoce su historia está condenado a repetirla. No es explicable que compañías multinacionales y multilatinas como Enel, Brookfield y Celsia, que reportan billones de pesos a sus casas matrices, sigan moliendo agua abundante y barata, y la transformen en altos precios para los consumidores locales bajo la mirada pasiva de la Creg y de la misma Superintendencia de Servicios Públicos, entidades de control y vigilancia que poco han hecho para arreglar el viejo cuento de que los precios se indexan con base en el índice de precios al productor y no del consumidor, tal como sucede con los demás bienes y servicios en la economía colombiana. El error es que la gran cantidad de gremios de la energía se han montado en el cuento de la guerra de Ucrania para explicar los altos precios, basados en que los precios locales se fijan con base en el carbón y el gas, y no en la abundancia de agua en medio de un esperado fenómeno de La Niña.