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Evolución reciente del Ipec, 2021-2025
Tomar decisiones son acciones fundamentales para hacer negocios, dar un paso o quedarse inmóvil, puede determinar el rumbo de la economía y para ello se debe tener certezas
La incertidumbre es un concepto mucho más manejado por los filósofos que los economistas. Se trata coloquialmente de la imposibilidad de conocer lo que sucederá en el futuro o de dominar la realidad mañana. En las decisiones económicas es determinante tener más certezas que incertidumbre, y como es imposible esa meta, ha surgido el menor o mayor riesgo de cada decisión. En otras palabras, es la razón por cual existen las juntas directivas, los consejos consultivos o simplemente los asesores de los empresarios.
Tomar una decisión empresarial, económica o financiera, siempre tendrá un riesgo que destruye o construye valor. La incertidumbre es parte esencial de la existencia humana que lleva a las personas naturales y jurídicas, en el universo económico, a estar entre el miedo y la duda, situaciones que deben despejarse con eficacia si se quiere avanzar.
La reflexión se trae a colación por las palabras que ha usado la firma calificadora de riesgo, Fitch Ratings, para ratificar la calificación crediticia de Colombia en BB+, pero cambiando la perspectiva de estable a negativa, a raíz de los desafíos fiscales que enfrenta actualmente el país, la carga de intereses y la dependencia de la economía a los commodities, todo un marco al que ha calificado de incierto; todo parece indicar que la economía local ha entrado en una etapa de quietud en la que el sector productivo no domina lo que va a pasar con el recorte del gasto público, el control a la evasión o el aumento de los ingresos estatales vía impuestos, una cascada de pendientes, que va a afectar el ejercicio empresarial y de consumo.
Si el Gobierno Nacional tiene afugias económicas, resolverlas puede afectar notablemente a las empresas y a las personas, pues aún no ha encontrado manera de equilibrar sus cuentas que los impuestos, y eso genera una sensación de enorme incertidumbre al término del primer trimestre.
Hoy, la economía baila más al ritmo de la incertidumbre, que genera riesgos para los negocios, que al son de las certezas, pues no hay una situación política ideal para la toma de decisiones, no hay seguridad sobre lo que va a ocurrir en el futuro.
Desde el punto de vista estrictamente empresarial, el país está en un contexto en el que no se puede elegir el curso de una acción que pueda proporcionar mejores resultados como más beneficios, mayor rentabilidad, aumentar las cifras de ventas, subir la capacidad instalada de las fábricas, invertir más, ser más competitivo y todo lo que es una buena gestión de crecimiento.
El riesgo está en sus máximos y es la música que suena, la información disponible de las acciones gubernamentales no ayuda a disipar la incertidumbre, lo que aumenta el riesgo; temas con el déficit fiscal y la manera de afrontarlo, la crítica situación de orden público y la rotación en las personas que toman decisiones, hacen que, por ejemplo, el Índice de Incertidumbre de la Política Monetaria, realizado por Fedesarrollo, esté en 295. Al final del año pasado estaba en 216, representa un alza equivalente a 79 puntos. El dato de febrero refleja que el índice completó 77 meses por encima de la media registrada entre 2010 y 2019, con 100 puntos. Es una herramienta afectiva que capta la incertidumbre de la política económica del país mensualmente, con un enfoque sectorial derivado del conteo de palabras relacionadas con la coyuntura en noticias.
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