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EDITORIAL

El impuesto inflacionario empieza a ceder

miércoles, 7 de diciembre de 2016
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En noviembre la inflación subió 0,11% para ajustar en lo corrido del año 5,31%, una cifra que empieza a mostrar que la variación de precios se encausa 

 

Ala luz de los datos que arrojó el Índice de Precios al Consumidor durante los meses de octubre y noviembre la temida resurrección de la inflación empieza a alejarse del cierre económico de este 2016. Para octubre la variación de los precios fue negativa con 0,06% mientras que en noviembre solo subió 0,11%, para ajustar en lo corrido del año 5,31%, una cifra que se parece un poco más a la meta de 3% fijada por el Banco de la República. Es un panorama más alentador, pero no deja de preocupar pues la recuperación de la tranquilidad en los precios es fruto de un alza de tasas por parte del Emisor que las ha sostenido en 7,75%, uno de los costos más altos del dinero si se compara con varios países emergentes. Si bien es casi el único remedio que puede aplicar una banca central ortodoxa sobre el mercado, no es la única opción en el arsenal de herramientas con que cuentan los gobiernos si los miramos de manera integral, especialmente en aquellos en donde se ha tenido que librar con hiperinflaciones o variaciones de dos dígitos como fue el caso nuestro en varias décadas.

Por ahora no hay que echar la casa por la ventana ni festejar que la inflación ha muerto, pues es muy prematuro el anuncio. De por sí una inflación de casi 6% sigue siendo muy alta para los bolsillos de los grupos más sensibles  de la población. Colombia no es un país que imprima dinero al antojo de los presidentes de turno o por populismo, pues siempre ha manejado la emisión con bastante ortodoxia y el banco central es bastante independiente. No obstante, dichas virtudes institucionales que organizan la economía, de vez en cuando se oyen cantos de sirena sobre el papel que debe jugar el Banco de la República en la formación del mercado.

El rebrote inflacionario de los dos últimos años tiene origen en el largo periodo del Fenómeno de El Niño que trastornó los ciclos de siembras y cosechas; un paro camionero que azotó la economía por casi dos meses, y finalmente, un golpe menor de la devaluación del peso frente al dólar que le pasó la cuenta de cobro a los componentes importados de la canasta familiar. Hay discusión entre los economistas sobre el tema, pero fue un rebrote inflacionario de oferta, nunca fue un asunto estructural ligado al papel del Ministerio de Hacienda en la Junta del Banco de la República. Ahora bien, sí se golpearon con fuerza los ingresos de las familias de menor poder adquisitivo porque la mayoría de los bienes y servicios de los meses anteriores al último trimestre se volvieron muy costosos para la mayoría de las colombianos, como consecuencia del crecimiento generalizado de los precios experimentado desde hace más de 24 meses. Ahora todo está bajo control gracias a que el país económico -desde la parte institucional- ha ganado mucha responsabilidad, al punto que avanzamos en una reforma tributaria que aleja la idea de meterse con el banco central para que arregle las asimetrías.

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