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Producción petrolera de Colombia
Colombia no se puede seguir dando el lujo de ceder terreno en la exploración, producción y exportación de hidrocarburos, seguir con esa terquedad puede ser nefasto para el futuro
Los franceses tienen un dicho popular que reza: “seul les imbéciles ne changent pas d’avis”, solo los tontos no cambian de opinión; Baltasar Gracián acuñó casi la misma: “sólo los tontos y los muertos no cambian de opinión”, y a Franklin Delano Roosevelt le adjudican que dijo, “sólo los idiotas no cambian de opinión”.
Toda una colección arqueológica de dichos, frases, refranes populares, etcétera, que invitan a que todo gobernante cambie de opinión y tenga la grandeza de reconocer sus equivocaciones cuando la realidad le demuestra lo contrario a sus creencias, paradigmas, convicciones o férreas posiciones ideológicas.
La invitación es al Gobierno Nacional, en cabeza del Presidente, al Presidente de Ecopetrol y al Ministerio de Minas y Energía, para que cedan o cambien de opinión sobre la actividad petrolera. No se pueden aferrar a la falsa creencia de que las arcas nacionales no necesitan de la exploración, producción y exportación de hidrocarburos.
No pueden seguir miopes a la elocuente realidad económica de que el petróleo representa 40% de las exportaciones del país; el crudo es 3,5% del PIB y ser conscientes de que Ecopetrol le transfirió a la Nación cerca $58 billones, $22 billones en dividendos, $26 billones en impuestos y $10 billones en regalías, a las arcas nacionales.
Colombia no puede vivir sin lo que le aporta el petróleo y no puede seguir dándose el lujo de evitar -por pura ideología- que la actividad se frene abusando de las licencias, restringiendo las inversiones y parando todo lo que tiene que ver con la industria con una carga tributaria leonina.
Lo peor es que se habla, en la actual administración nacional, de erradicar la pobreza, disminuir las precariedades y avanzar en el desarrollo, mientras se ahogan las entradas de dinero petrolero para hacerlo. Está bien la preocupación ambiental, la consciencia misma sobre el sobrevalorado calentamiento, pero no se puede seguir condenando a más generaciones a la pobreza.
Poco más de 500 días de Gobierno le queda a la actual administración, días que debería usar para enderezar sus férreas posturas ideológicas frente al petróleo en particular. Es correcto cuando se plantea que la era de los combustibles fósiles está entrando en su etapa final, que el petróleo no tendrá el valor que hoy tiene y que Colombia deberá remplazar las exportaciones de crudo, pero mientras tanto no es admisible que con un barril por encima de US$70, no se extraiga más petróleo y se alcance nuevamente el millón de barriles al día; producción que acomodaría las cargas fiscales y ayudaría a la inversión social tan detenida.
A Ecopetrol le cuesta unos US$35 producir un barril de crudo que se vende casi al doble, dinero que mantiene la economía a flote, decidir que ese negocio no prospere es un atentado a la estabilidad nacional y una irracionalidad probada.
Hay opiniones al interior del Gobierno Nacional de que esto puede cambiar antes de que sea tarde; menos aún se puede impedir que Ecopetrol invierta en otros mercados y extraiga crudo por fracking, son unos 90.000 barriles diarios en Estados Unidos que ayudan al país, parar esta operación es un craso error.
Se puede cambiar antes de que sea tarde y se le haga más daño a la economía, acelerar la producción petrolera en este momento sería la mejor decisión que el Gobierno Nacional puede tomar, pero para ello se necesita cambiar de opinión.
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