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EDITORIAL

El cerco financiero es el camino

martes, 26 de febrero de 2019

Desde hace varios años se especula con el inminente default de Venezuela, ahora ese escenario es uno de los pocos recursos con los que se cuenta para salir de Maduro

Editorial

El primer paso para llegar a un cerco financiero fue reconocer como mandatario legítimo a Juan Guaidó. El segundo será una consecuencia de ese primer acto y es que Nicolás Maduro y sus seguidores se queden sin los recursos provenientes exclusivamente del petróleo. Una vez no cuente el dinero para honrar los pagos y compromisos adquiridos con gobiernos, la banca multilateral y los inversionistas de bonos soberanos, la situación financiera de Venezuela será inviable, pues simplemente no tendrá recursos para pagar sus deudas. Ya las firmas calificadoras de riesgo le han rebajado la nota a medio plazo, lo que la pone en riesgo de default; antes la preocupación eran los bajos precios del petróleo, ahora es la desfiguración del gobierno de Maduro y el reconocimiento internacional del de Guaidó; ¿qué quiere decir esto? Que ninguna entidad financiera global y mucho menos una banca multilateral pueden hacer negocios con la administración de facto que se resiste a dejar el poder. Ya con el control de Pdvsa y de Citgo, la administración interina de Guaidó debe organizar los pagos, pedir una moratoria mientras se estabilizan las cosas y negociar un plan de recuperación económica en donde la banca multilateral juegue un papel determinante. Desde hace tres o cuatro años, las calificadoras de riesgo temían que el país no pudiera financiarse en los mercados internacionales y en consecuencia fuera incapaz de pagar su cuantiosa deuda, ese temor ya es una realidad ante las nuevas reglas de juego impuestas por los países aliados respaldados por Estados Unidos.

Hace tres meses, el gobierno venezolano de entonces no alcanzó a negociar nuevas financiaciones externas para devolver los cerca de US$2.800 millones que viene aplazando desde 2017 y más de US$7.000 millones del año pasado. Si observamos las cifras para este año, las cosas no cambian: solo este mes deberá cubrir acreencias representadas en bonos soberanos por más de US$8.000 millones.

Venezuela acumula impagos de sus bonos desde hace dos años, al punto que toda la deuda que ha emitido ya está en default. El último incumplimiento lo hizo el año pasado, luego de que el bono Venezuela 18, con cupón de 13,63%, registró un vencimiento de US$1.000 millones en capital, más US$53 millones en intereses. Este monto, unido a los US$4.413 millones que ha acumulado desde noviembre del año pasado, arrojan una deuda vencida de US$5.466 millones, cifras que son imposibles de enderezar, máxime si se tiene en cuenta que las fuentes de ingresos acaban de ser cerradas por los gobiernos que reconocen a Guaidó.

Ahora el problema mayor es que la falta de dólares para el gobierno usurpador de Maduro no termine afectando más a la gente que literalmente está muriendo de hambre. Ante la banca multilateral y en general el sistema financiero, los socialistas ya no detentan el poder y el dinero del petróleo está embargado, situación que enrarece más las cuentas, pues las solas elecciones presidenciales no son solas la solución para enderezar el camino de la economía venezolana, sino un plan maestro general de recuperación económica. Quien opte por suceder a Juan Guaidó deberá presentar un plan de viabilidad.

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