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Las transferencias de la estatal petrolera al gobierno varían de año a año con base en los precios del crudo, pero mínimo representan una o dos reformas tributarias tradicionales
Las personas comisionadas por el presidente electo, Gustavo Petro, para hacer el empalme en la estatal petrolera, Ecopetrol, quedaron descrestadas por las cifras que les presentó el CEO, Felipe Bayón, un detalle que no es menor porque la empresa no solo es la más importante del país, con más de $91 billones de ingresos, sino que hace parte de las 300 compañías más valiosas del mundo. Pero más allá, es la verdadera joya de la corona, una gallina de los huevos de oro que le aporta cada año a las arcas estatales el equivalente a una reforma tributaria. Solo este año de va a transferir unos $18 billones entre dividendos y regalías; el año pasado fueron $16 billones, y así desde los años 90 cuando el país evolucionó hacia el petróleo.
No sobra recordar que entre 1975 y 1985, Colombia fue importador de combustibles y tenía que endeudarse para poder pagar el consumo interno, al punto que una buena parte de la deuda externa de esos años se excusaba por esta necesidad, que alcanzaba los US$7.000 millones. Por fortuna, las cosas cambiaron a partir de los descubrimientos de Cusiana y Cupiagua que transformaron la actividad exploratoria y han llevado al país a otro nivel de desarrollo petrolero, al punto que la empresa mixta -porque tiene 10% de acciones en el mercado local y estadounidense- es el mayor jugador en la Bolsa de Valores de Colombia y le genera buenos dividendos anuales a más de 500.000 tenedores de los papeles valores.
La historia de Ecopetrol pesa en la economía y vive de lejos el mejor momento, por tanto, es un imperativo que se trate con cuidado y se midan las informaciones relevantes para los tenedores de sus papeles, no solo por lo que representa a las arcas nacionales, sino porque es la artífice de 40% de las exportaciones, un papel que es muy difícil de remplazar con tomates, aguacates o naranjas.
El Gobierno entrante debe partir de que el sector energético representa 12% de sus ingresos y que productos como carbón, petróleo y gas son la principal fuente de recursos para financiar programas sociales, y otro hallazgo que no es menor: casi 40% de la inversión extranjera directa corresponde a los hidrocarburos, cifras elocuentes que ameritan pensar dos veces cada una de las acciones a tomar.
El Presidente electo está en todo su derecho de cambiar a la alta gerencia de la empresa y a su junta directiva, pero en ese proceso, consecuencia de la democracia, debe proteger a los tenedores de acciones de la estatal, las arcas del Estado, el conjunto de proveedores y seguir sumando regalías derivadas del sector, durante la última década -según las cuentas de Ecopetrol- las transferencias han superado los $220 billones, un monto muy difícil de superar y que habla bien de un sector vilipendiado por los políticos.
En conclusión, la petrolera y lo que representa para la economía es casi que irremplazable en el corto y mediano plazo, con el aliciente de que se ha sabido transformar avanzando en el fracking, las energías renovables y las inversiones en empresas emblemáticas como ISA, que son líderes en sectores no tradicionales para la compañía, como la infraestructura. El cambio de gobierno llega para Ecopetrol en medio de una bonanza petrolera derivada del conflicto en Ucrania que ha llevado los precios del crudo a máximos de años recientes, pero ese boom debe saberse capitalizar para evitar a los colombianos alza en los precios de la gasolina, e incluso, más impuestos.
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