De Van Der Hammen, el metro y la venta de ETB

La semana pasada salió la primera encuesta que mide la gestión de los nuevos alcaldes y gobernadores que se posesionaron hace un par de meses largos. El resultado dice mucho lo que está pasando en las ciudades capitales encuestadas en este comienzo de año, pero sorprende que los números no acompañen la cortísima gestión del alcalde Mayor de Bogotá, Enrique Peñalosa, quien tiene los mismos niveles de aprobación y de desaprobación que su polémico antecesor, Gustavo Petro.

El 35%, es decir 35 de cada 100 personas que viven en la Capital, aprueba la gestión de estos 60 días, mientras que 55% lo desaprueba. Petro en diciembre tenía las mismas cifras, 36 de cada 100 aprobaban y 61 desaprobaban. ¿Por qué le pasa a esto a un alcalde que tiene experiencia, es bien intencionado y quiere el bienestar de todos los bogotanos? Simple: está mal asesorado o no escucha a nadie.

El gran problema es que Peñalosa es eficaz a la hora de dividir, pero no es muy bueno para sumar y menos para multiplicar simpatizantes. Lo primero es meter a la ciudad en la eterna discusión entre ambientalistas y urbanistas de hierro y cemento en torno a la expansión de la gran Capital hacia Cota, en las inmediaciones del la reserva de Van Der Hammen. Es algo así como llevar chorizos y longaniza a una fiesta de vegetarianos. El resultado de esa absoluta carencia de manejo de temas y de timing de las propuestas es que las redes sociales y muchos medios tradicionales volvieron ropa de trabajo la idea, que aún no se ha descartado, pero está golpeada. Luego vino el eterno tema del metro donde se impuso su idea de hacer un trayecto elevado que a la gente no le gusta, pero la necesidad hace que se acepte a regañadientes.

Y ahora está sobre la mesa la privatización de la ETB, una jugada empresarial y de finanzas públicas tal vez asertiva (hay que estudiarla), pues a primera vista la plata de todos los bogotanos no debe estar en sectores donde no se tiene músculo financiero para hacer grandes inversiones y en donde ya no quedan jugadores públicos fuertes. La luna de miel con Peñalosa no se celebró, lo muestran las cifras de aprobación, como sí sucede con Char en Barranquilla, Armitage en Cali y Gutiérrez en Medellín. Tiene razón Peñalosa cuando toma el toro por los cuernos y saca sus ideas y proyectos en función del bienestar de los bogotanos a largo plazo, tal vez eso suceda, pero falla en la forma y el estilo como hace las cosas. La popularidad de los gobernantes es para gastársela en acciones beneficiosas y apropiadas, pero impopulares, pero todo tiene un timing y una forma de actuar.

Con lo Van Der Hammen la pelea puede estar empatada en las esquinas de los contendores; con lo del metro la situación está ampliamente a favor del Alcalde, pero con la privatización de la ETB, es imperativo decantar todas las posibilidades en el Concejo y ante la opinión pública, sino todo se pondrá más oscuro.