¡Consumo, salve usted la Patria!

Con los datos económicos que se conocerán esta semana, el primer semestre de 2017 será cosa del pasado. El Departamento Administrativo Nacional de Estadística, Dane, revelará por primera vez en la historia del país el crecimiento económico trimestral en solo 45 días. Las especulaciones se acabarán y sabremos a ciencia cierta cuánto creció la economía durante los meses de abril a junio, el segundo trimestre del año, un lapso marcado por tasas altas, inflación en retirada, muchas lluvias, y precios estables del petróleo, entre algunas de las variables que se tienen en cuenta. De antemano, se supo que la producción industrial se contrajo 1,5% en el primer semestre del año, dejando solo 11 sectores (de los 39 que mide la entidad) con cifras positivas. Una situación que no sorprendió a nadie, pues tal como se esperaba, la industria no tuvo un buen primer semestre y siguió arrastrando cifras negativas. El sector que más creció durante el pasado primer semestre es la elaboración de grasas, que tuvo un crecimiento de 13,6%. La producción del resto de actividades no tuvo un buen comportamiento, no obstante, la refinación sigue siendo el sector que más peso tiene con 5,1% de crecimiento. Otro de los que más se ha visto afectado es el de los metales preciosos, que ha visto reducido su crecimiento en 22,6%. La fabricación de carrocerías también se contrajo 22,1%. La elaboración de bebidas es el sector que más resta a la producción total, si se compara con el año pasado, época en la que fue una de las actividades más destacadas entre las manufactureras. El comportamiento del comercio minorista es de los más preocupantes: entre enero y junio cayó 0,8%, principalmente, por el efecto que tuvieron sectores como la venta de repuestos y partes de vehículos, así como la veta de vehículos y motos nuevas. Las mercancías, como aseo personal, cosméticos y perfumería tampoco despegan, claramente el consumo no tiene incentivos para convertirse en el pilar de la economía, tal como se había advertido al comienzo del año.

Durante la clausura de la Asamblea de la Andi, el Gobierno, a través del Ministerio de Hacienda, determinó que la certificación de la tasa de la tasa de usura cambiaría de manera radical y no sería cada tres meses como sucede hoy, sino mensual. Decisión que ha despertado una serie de críticas por parte del sector financiero que ve en la medida una acción desesperada por impulsar el consumo.

Lo cierto es que las cifras de la economía siguen al garete y entramos de lleno en el segundo semestre sin mostrar mejorías. Todo está en manos del consumo y de las medidas que se han ido adoptando al respecto, baja en la tasas a los bancos, recertiticación de la tasa de usura e incentivos para que los compradores animen de nuevo el mercado, pero a los ojos de los expertos, como Anif, “existen diversas razones para pensar que los beneficios de las reducciones en la tasa repo sobre el PIB-real de 2017 serán más bien marginales. Esto se explica por tres razones críticas en materia de endeudamiento: el grueso de los créditos a los hogares se otorgan a tasa fija y ello impide que se dé una rápida transmisión de esas bajas en la repo hacia el servicio de la deuda de los hogares; se requerirían ágiles mecanismos de recompra de cartera para lograr que estos nuevos flujos tuvieran impactos significativos sobre el stock de endeudamiento de esos hogares; y los hogares ya muestran una saturación en materia crediticia, donde la suma de apalancamiento de consumo más hipotecas representa cerca de 40% de su ingreso disponible”.