Colombia tiene un chance que no debe perder

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Colombia es la cuarta economía de América Latina y con un poco de esfuerzo superaría a Argentina en tamaño de su PIB, pero la falta de reconocimiento de los avances socioeconómicos puede hacer que las oportunidades no se reconozcan, que no se construya sobre lo construido y que inevitablemente se entre a una década de oportunidades perdidas.

La pandemia fue un tremendo accidente global que aceleró procesos tecnológicos, nuevas formas de ver las cosas e hizo saltar a la humanidad en pos de fórmulas generales a problemas de todos, en los que no hubo diferencias entre pobres y ricos. Las guerras y las pandemias aceleran procesos de transformación y dejan grandes herencias en todas las esferas del desarrollo y lo que pasó con el covid-19 y lo que está pasando en Ucrania, la inflación, los containers, las autopartes, la energía, el petróleo, no son la excepción a la regla, es más, confirman que todo es distinto ahora y que en esa maraña de problemas interconectados siempre hay oportunidades.

Dice el Banco Mundial que los países latinoamericanos están mucho mejor preparados que hace cuatro décadas para reaccionar frente a conmociones, debido en gran parte a las enormes mejoras que se han introducido en las políticas económicas y financieras. Si bien la Reserva Federal de Estados Unidos ha sido acusada de “quedarse corta”, la mayoría de los bancos centrales latinoamericanos han actuado con rapidez para mitigar la inflación y reorientar sus economías hacia los niveles de inflación previstos”. Nada más cíclico que la economía, incluso bíblico, a un periodo de vacas flacas siempre le precede uno de vacas gordas, en un sinfín de situaciones cambiantes que obedecen a los mismos patrones.

Lo mismo pasa en las democracias y se le conoce como péndulo político, a un periodo de gobiernos de izquierda le siguen unos de derecha, casi de manera religiosa. Estados Unidos es uno de los mejores ejemplos y algo se trató de hacer en Colombia, en medio de un acuerdo político defectuoso, durante el Frente Nacional, pero el mandato acordado fracasó porque era un negocio que evitaba las verdaderas fuerzas naturales que todo lo cambian. Es más, los ciclos económicos y los péndulos políticos ocurren por ejercicio de sus actores que se mueven para recuperar el poder u organizar las cosas. Hay que dejar que las ideas mejoren cada fase, etapa, o lapso. Hoy Colombia tiene una gran oportunidad o chance de aprovechar oportunidades que brinda el mercado global e internamente de políticas públicas.

Esta administración de izquierda tiene la oportunidad de construir sobre lo construido en décadas, de mejorar, de hacer cosas mejor por el bien del país, sin destruir las cosas buenas o retroceder en avances y logros; si son buenos en esa tarea, pues la misma democracia los premiará con más oportunidades, pero si su decisión es polarizar sin liderazgo, se habrá perdido un momento de mejoramiento. El Banco Mundial dice que América Latina no está en riesgo de sufrir una crisis semejante a la de los años 80 (pero se avecina una era de oportunidades perdidas), una sentencia bastante probable por no entender que, tanto en economía como en política, las coyunturas se dan y se repiten con mejoras y destrucciones, y que está en las personas hacer que la línea del bienestar y la disminución de precariedades prime.