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EDITORIAL

Amazon y el misterio de la inflación

miércoles, 18 de octubre de 2017

En la medida en que los minoristas online ganan más mercado presionan a las tiendas físicas a bajar los precios para seguir existiendo

Editorial

Mark Whitehouse, uno de los columnistas habituales de Bloomberg, escribió la semana pasada una de esas columnas que se meten de lleno al interior de uno de los problemas económicos cotidianos que poco a poco empiezan a repintar o rediseñar las relaciones de oferta y demanda. Se trata del escenario -cada vez más habitual- en que “a medida que los minoristas online ganan participación de mercado, ellos presionan a las tiendas físicas para que mantengan bajos los precios”. La consecuencia de esta realidad subyacente es que esta situación “podría estar impidiendo que la inflación vuelva a la normalidad”.

Recordemos que una de las preocupaciones de las autoridades económicas de Estados Unidos, Japón y la Unión Europa es que la inflación tiende a convertirse en deflación y que por más enemigos que tiene la escalada alcista de precios, hay teóricos que defienden un mínimo de inflación, incluso para garantizar crecimiento.

A esta novísima relación entre tiendas físicas y virtuales los economistas la llaman “efecto Amazon” que se da cuando los negocios de apariencia virtual, como Amazon, ganan participación de mercado por calidad, variedad y eficiencia logística, asunto que obliga a las tiendas físicas o tradicionales a competir con precios más bajos sacrificando el margen de ganancia. El raciocinio es simple: si las instituciones de un país no han logrado frenar la competencia externa online que no paga los mismos impuestos que los negocios físicos y son una realidad creciente para el mercado, la única manera de sobrevivir es bajando los precios y cuidando los clientes con otro tipo de destrezas como la confianza, la cercanía y el conocimiento del consumidor, fortalezas que poco a poco se desvanecen pues tiendas como Amazon pueden conocer más en detalle a sus compradores habituales.

Whitehouse platea que “pese a todos sus esfuerzos, parece que la Reserva Federal no logra subir la inflación hasta su meta de 2%, situación que la presidenta Janet Yellen describió como un ‘misterio’. Si ella busca pistas, quizás deba preguntarle al fundador Jeff Bezos (...) Durante gran parte del siglo XX, los precios de los bienes minoristas avanzaron más o menos en sincronía con todo lo demás. Pero en los noventa, el auge de Walmart y las importaciones de China precipitó caídas abruptas de los precios, para beneficio de los consumidores estadounidenses y desgracia de los fabricantes. La presión parecía estar aflojando tras la última recesión, pero estos últimos años regresó con el crecimiento de la venta minorista online”. Ya hay datos cuantificables sobre este efecto: según economistas de Goldman Sachs, “la presión del comercio minorista online podría estar restándole cerca de 0,1% a la medición de inflación, comparado con hasta 0,2% para los grandes minoristas de antes de 2008”.

El consumo está cambiando a pasos agigantados en todos los sectores de la economía y por más lejano que veamos una realidad como la de Amazon en Estados Unidos, frente al contexto local, es preciso mirar el impacto o las consecuencias que este tipo de empresas tienen en el consumidor colombiano. La empresa de Bezos ya decidió instalarse en Chile y poco a poco es una alternativa de consumo, sino es que ya lo es, y no nos hemos dado cuenta.

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