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ANALISTAS

Unificación del calendario electoral

viernes, 3 de octubre de 2014
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Hace por lo menos 30 años se decidió separar  el día de las elecciones en que se elegían Congresistas y Presidente de la República.  Su unificación en un solo día, impedía que los votantes fueran conscientes de la trascendencia de elegir un programa de gobierno que poco o nada analizaban.  La elección del Presidente de la República venia por añadidura pues, el voto por el aspirante a la primera magistratura se endosaba a quien apoyaran  los candidatos al Congreso de la República. Así estaba constituida a través de las circunstancias anteriores, una férrea maquinaria electoral que no era fácil derrotar con ideas.

La separación de dichas elecciones y posteriormente  otros mecanismos como la eliminación de la papeleta electoral para dar paso al tarjetón, estimuló una mayor cultura política, aun insuficiente, pero que produjo resultados innegables, traducidos en la derrota de candidatos presidenciales afectos al gobierno de turno, como lo fueron por ejemplo, Alfonso López Michelsen frente a Belisario Betancur y Horacio Serpa Uribe frente a Andrés Pastrana Arango. Los dos ex presidentes citados recibieron el apoyo de muchos electores que habían votado por congresistas que no los apoyaban a ellos.

Ante la promesa incumplida por el actual gobierno, de impulsar una reforma constitucional que consagre la reelección inmediata de alcaldes y gobernadores,  el gobierno del presidente Santos impulsa ahora la reelección inmediata de estos por año y medio y por una sola vez, con el argumento de unificar en un solo día, las elecciones de Presidente de la República con la de los mandatarios departamentales y municipales.  Este proyecto es un absurdo pues traerá como consecuencia, pérdida en la independencia del elector y de los propios candidatos a gobernaciones y alcaldías quienes, quedarán subsumidos por la fuerzas de las candidaturas nacionales a la Presidencia de la República.

La elección del Presidente de la República, por la connotación de lo que esta conlleva, debe hacerse sola, sin interferencias de candidaturas departamentales o municipales que distraigan, presionen o confundan al elector y lo lleven a que por razones diferentes a su sola conciencia, terminen eligiendo a quien va a guiar los destinos de la patria. El voto solo, por el Presidente de la República, concentra al elector en el análisis responsable serio y sereno del programa de gobierno que mejor interprete sus deseos y aspiraciones frente a los grandes problemas del país. 

Otro tema fundamental que se viene planteando para incorporar en la reforma que se pretende hacer, es el del voto obligatorio, ya aprobado en primer debate en el Senado de la República, para que rija por un periodo de cuatro años, tiempo insuficiente para crear conciencia de su necesidad en el electorado.  El voto obligatorio representa sin duda un fuerte golpe a las maquinarias políticas que se mueven a sus anchas sin un voto de opinión que las contrarreste pues, son expertas en llevar a las urnas casi con exclusividad a quienes los van a elegir, ante la ausencia del voto de opinión que se rehusa a ir a las urnas y prefiere sumarse al abstencionismo.

En estos momentos en que se anuncia la realización de un Referendo Popular para aprobar o negar los acuerdos de la guerrilla con el gobierno del presidente Santos, cobra mayor importancia el voto obligatorio.

No se debe alegar que la implementación del voto obligatorio es inconveniente por que encarece las elecciones o requiere ampliar el número de horas disponibles para la votación, si este trae como  resultado  estimular a los electores para que se expresen en su gran mayoría sobre los graves problemas que el país necesita solucionar.

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