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ANALISTAS

¿Se quedará el mundo sin café?

viernes, 2 de diciembre de 2016
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La cosecha 2016/17 y la del 2017/18 se proyectan en máximos de 150 millones de sacos frente a una demanda promedio de 158 millones generando un déficit de oferta de 16 millones para el período. La anterior circunstancia reduciría los inventarios de los países importadores a niveles alrededor de cinco semanas de consumo, inferiores a los mínimos requeridos. 

Como consecuencia, los precios del café han tenido un fuerte incremento de precios en dólares apoyados además por las devaluaciones de las monedas locales de los países productores.

La producción deficitaria es consecuencia de la falta de rentabilidad de los cultivos, plagas incontrolables, escasez de mano de obra y finalmente inclemencias climáticas efecto del calentamiento global. Un buen ejemplo es la dramática pérdida de producción en Brasil de su calidad robusta, por fuerte sequía. Es dramática y se dice que algunas grandes extensiones en el norte del estado de Espíritu Santo y en el sur de Bahía deben reconstruirse en su totalidad, labor que requerirá de varios años.

Para Colombia esta situación se da en momentos que la producción se recupera a niveles de 14 millones de sacos, desde los niveles de 8 millones producidos durante 2010-2012. Este fortalecimiento es consecuencia de nuevas siembras de variedades resistentes a la Roya promovidas en forma eficaz por la Federación de Cafeteros que han permitido que 85% de las plantaciones actuales sean tecnificadas y 70% de las variedades son resistentes a la Roya. Sin embargo, debe considerarse que la producción de Colombia está en el nivel más alto de la curva de producción por las recientes siembras y debe buscar su estabilidad a niveles inferiores.

La actividad cafetera mundial tendrá entonces un período rentable de al menos los próximos dos años. Esta oportunidad la deben de utilizar los cultivadores de café para pagar los pasivos que se han generado durante los muy largos períodos de muy bajos precios y terminar de tecnificar o sustituir variedades susceptibles a la roya. 

No obstante, el optimismo que despiertan los precios por encima de un millón de pesos para la carga de café, es importante tener en cuenta que estos precios podrían subir aún más. Las razones para ello es que al mercado presenta un déficit estructural de oferta en medio de una ausencia total de inventarios por parte de los productores y unos niveles mínimos de estos por parte de los países importadores. Igualmente, las posibilidades de una mayor devaluación del peso colombiano están fundamentadas en déficits: de comercio externo, de cuenta corriente de divisas y fiscal, todos de difícil solución.  

Las anteriores observaciones obligan a la Federación Nacional de Cafeteros a mantener muy bien informados a todos los caficultores sobre los análisis y realidades del mercado y a limitar las compras a futuro a solo un porcentaje de la cosecha, explicando muy claramente a los cultivadores lo que significan estas ventas. Si los incrementos de precios se siguen dando, los campesinos muy seguramente incumplirán sus compromisos de ventas a futuro generando graves pérdidas a toda la cadena comercial de las cooperativas quienes son los principales actores de estas compras a futuro.

Igualmente las autoridades cafeteras deben ser realistas respecto de sus ambiciones de incrementar   en un 50% la capacidad instalada hasta alcanzar los 20 millones de sacos para 2020.

Esto no es factible. No solo porque la caficultura colombiana ha demostrado tener una grave escasez de mano de obra, sino también porque los retos que afronta actualmente son suficientemente difíciles de superar como la necesidad de levar la altitud promedio de los cultivos para huir del calentamiento climático y las plagas; remplazar 30% de los árboles que aún hoy son susceptibles a la Roya; y por último, tecnificar 15% de las plantaciones que hoy en día son obsoletas.

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