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ANALISTAS

Perspectivas económicas 2013

viernes, 23 de noviembre de 2012
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De acuerdo con autorizados economistas, la economía colombiana marcha en forma muy satisfactoria pese al deterioro del entorno externo.  Predicen que en este año y en el próximo nos acercaremos a la tasa anual del 4,3% de crecimiento del PIB.  Algunos otros igualmente autorizados,   reconocen que tan modestas tasas de crecimiento a duras penas servirán para evitar que el desempleo se eleve de nuevo. 
 
Insisten en su optimismo, porque al decir del ministro Luis Guillermo Plata, durante los últimos ocho años se han firmado 53 acuerdos comerciales cuyos beneficios en el mediano plazo resultarán ser maravillosos. No mencionan, empero, que el elevado crecimiento de las exportaciones de petróleo y otros minerales estén ocultando los síntomas de decadencia de los sectores productivos clave para aprovechar tales acuerdos, la industria y la agricultura. Para exportar petróleo y minerales no se requieren tantos acuerdos comerciales. Se requiere, sí, una tasa de cambio competitiva para nuestras exportaciones y defensora de nuestro mercado interno, algo imposible, al parecer, para la Junta Directiva del Emisor.  
 
Llama la atención, así mismo, que en los foros económicos no se aborde el elevado costo de la intrascendencia de los legisladores colombianos, “la cual se demuestra por el resultado del éxito de los grupos de ciudadanos que logran captar las rentas del Estado, directa o indirectamente, pasando por sobre los intereses generales”. 
 
En esta onerosa lista de captaciones suele incluirse: el deficiente sistema educativo del sector público colombiano y sus poderosos sindicatos; las cajas de compensación familiar con la captura del 4% de las nóminas para contribuir a elevar el número de hijos en no pocos hogares; ciertos intermediarios en los sistemas de salud; algunos contratistas, jueces, magistrados, congresistas…
 
El director de Anif, señor Sergio Clavijo, comentó en un excelente artículo sobre el tema aquí esbozado que los sobrecostos no laborales en Francia bordean el 41%, motivo por el cual allí no existe hoy mercado de trabajo a término indefinido, salvo en el ineficiente Estado. El sector privado tan solo ofrece trabajos temporales. Para conservar sus empleos, los franceses están reglamentando los “oficios” mediante licencias para conducir un taxi, laborar en una carpintería…
 
A lo anterior debemos adicionarle la creatividad ilimitada de los políticos colombianos para captar   rentas estatales para asegurar la gratuidad en: la educación, viviendas, salud, pensiones de jubilación,   madres cabeza de familia, víctimas de la violencia… Se ocupan nuestros dirigentes en resolver los problemas derivados de la pobreza extrema, dejando de lado sus causas de fondo como son: las elevadas tasas de fertilidad en sectores miserables; la imposibilidad de crear empleos con la industria y la agricultura sin perspectivas de tasa de cambio competitiva ni de crecimiento elevado del PIB; la interrelación entre miseria y narcotráfico…  
 
Las pandillas de delincuentes juveniles, los llamados “combos”, que alarman a Medellín y a otras ciudades, revelan un desempleo y una desorientación de la juventud que ensombrecen nuestras perspectivas económicas. Algún conocido me dijo recientemente: “nuestra clase dirigente ignora lo que significa tener un hijo muy bien preparado, con maestrías incluso, sentado en una cama viendo televisión, porque tras enviar centenares de aplicaciones para conseguir un empleo no ha podido conseguir nada aún.  Por culpa del desempleo en la juventud se gestan los combos ”. 

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