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La ocupación de los egresados en las distintas áreas de formación, técnica profesional, tecnológica y universitaria en todos los escenarios, debe ser un tema de constante interés para las instituciones de educación superior (IES). En este frente, la desocupación laboral de los profesionales no solo puede ser extendida vía datos cifrados por el Ministerio de Trabajo.
Las IES, deben velar por conocer el estado del arte de manera permanente vinculada con la actividad laboral y profesional de los egresados. De manera efectiva, dicho seguimiento podría ser más atractivo, que el obtenido a través de fuentes oficiales. Sin embargo, debe hacerse claridad sobre lo que implica formarse para la ocupación y la actividad laboral.
El trabajo que debe hacerse en este frente de interés entre la formación y la ocupación laboral se desprende precisamente, de la claridad que se tenga en cada carrera en cuanto a la programación académica, investigativa y práctica entre otros frentes. En ocasiones, la practicidad en medio de la teoría, puede ser más útil en la construcción de la formación laboral para el estudiante profesional, que la irremediable verificación estrictamente teórica para que dé cuenta de los resultados adquiridos. De otro lado, la característica del docente también influye en dicho sentido, el paso por cuenta de ellos en diferentes actividades empresariales y gremiales de la mano con una formación profesional idónea, es un elemento que gravita en el propósito de dicha interacción.
La combinación de docentes-maestros y docentes vinculados con la actividad empresarial es una tarea que debe rescatarse para poder establecer los reales vínculos que pueden tener los estudiantes en progreso en cuanto al mundo empresarial. En este campo, el poder equilibrar en una justa proporción cada sección de las unidades académicas o facultades, empeñadas cada una en cumplir además de su propósito, y de paso, el poder cubrir escenarios de índole empresarial podría ser el equivalente a recuperar la capacidad de generación de condiciones laborales por cuenta de las IES, de la mano con la redefinición de una combinación idónea entre cuanto profesional se requiere en docencia, investigación, extensión y formación continua.
En todos los frentes económicos, políticos y sociales es destacada la intención de estudiar y profesionalizarse como un campo de oportunidades y opciones laborales. En Colombia, lo recogido en dicho frente no ha tenido respuesta en cuanto a la ocupación laboral de los egresados y la lógica movilidad del mercado laboral al interior de la economía que efectivamente se esperaría de ellos. Ahora se bien, la llamada relación entre oferta y demanda no es clara, cuando efectivamente, los términos de intercambio entre profesionales egresados, universidades y empresas y el propio Estado no son claros. Se esgrime sobre la necesidad de promover la formación educativa pero no se hila las otras coberturas que en el propio empleo debe contener.
