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ANALISTAS

La tragedia de Venezuela

viernes, 16 de enero de 2015
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Nuestro vecino otrora rico y próspero, orgulloso y ostentoso de su riqueza petrolera, con la que modernizó su infraestructura, con la que creció y expandió sus fábricas, como las ensambladoras de vehículos, con la que formó en el exterior becados a miles de estudiantes venezolanos, está en ruina.

Su clase media está pauperizada y los pobres son mendicantes, ambos hacen largas filas frente a los establecimientos de comercio desabastecidos, para tratar de conseguir alimentos, artículos de aseo personal, como el papel higiénico o algún medicamento de primera necesidad.

Sus hospitales son decadentes, no proporcionan los medicamentos necesarios a los pacientes, los servicios públicos son deficientes; Venezuela es el país donde ocurren mayores cortes de energía, casi un cincuenta por ciento de racionamiento al día.

Las causas están identificadas, la política de Chávez, el socialismo del siglo XXI, llevó al país a su estado ruinoso.

La decisión del gobierno de nacionalizar  y expropiar empresas e industrias produjo un desempleo que acabó con el dinamismo económico. Miles de venezolanos perdieron sus puestos en las empresas privadas que se clausuraron, como fue el caso de la General Motors, sucedió lo propio con la cementera Pemex y con los almacenes Éxito que se fundaron en Colombia.

Ante estos hechos el gobierno de Chávez optó por abrir puestos de trabajos innecesarios para emplear a los desempleados que causó. Con esta medida creó una hiperinflación burocrática y un programa de subsidios insostenible en el tiempo que, desangraron el presupuesto de Estado. Para citar un ejemplo PDVSA, la empresa bandera de ese país creció la nómina de 20.000 a 200.000 contratistas y además se convirtió en la caja para darle liquidez al gobierno. La nueva burocracia y la ineficiencia con que se maneja PDVSA  la llevó a disminuir su producción, de 3.500.000 barriles de petróleo diarios aproximadamente, a 2.500.000 barriles aprox. El socialismo del siglo XXI paralizó el aparato productivo. 

El barril de petróleo que en su época dorada, en el gobierno de Chávez, llegó a valer $140  dólares ahora está a $45.88 dólares, lo que contribuyó a acrecentar la crisis económica que puede conducir a un estallido social de impredecibles consecuencias. 

La corrupción tolerada y auspiciada por Chávez y ahora por Maduro ha permitido que se pierdan entre otras cosas, más de $25.000 millones de dólares, por el inmoral manejo de divisas en la fallida política cambiaria. Existen en Venezuela cuatro tipos de cambios: uno de 6,75 bolívares por dólar, otro de 14 bolívares y otro de 40 bolívares por dólar, dependiendo de lo que se vaya a importar y, en la calle se cambia a 175 bolívares por dólar. Por supuesto que esto ha generado una inflación incontrolable que supera el 65% anual.

Venezuela en el corto plazo entrará en cesación de pagos, tendrá que devaluar aún más su moneda, lo que crecerá la inflación. 

Como si estos problemas no fueran suficientes y con el propósito de tapar la verdad, el gobierno de Maduro, desesperado y acorralado por las circunstancias, trata de acallar y amedrentar la oposición a la cual se le violan todos sus derechos fundamentales.

Para completar este cuadro de tragedia el narcotráfico campea en amplias regiones del país, habiéndose visto involucrados altos representantes y militares del régimen. 

Caracas que fue símbolo de la riqueza y el bienestar es hoy la ciudad más insegura del mundo, donde reina el crimen. 

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