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El convertirse en profesional implica revestirse de capacidades para moldearse a diferentes contextos. “Aprendiz de todo, maestro de nada”; ha sido uno de los aforismos que aún campea a la hora de ubicar la profesión en arte, ciencia o disciplina. Nada más descontextualizado de la realidad. Más que maestros, necesitamos profesionales que enseñen a través de su capacidad de contextualizarse en diferentes flancos de trabajo. La perspectiva profesional de orden disciplinar ha impedido la inter y transdisciplinariedad. El denominarse profesional, implica reconocer el conocimiento en diferentes escenarios.
De lejos la formación profesional en Colombia no aboga por la combinación efectiva de diferentes conocimientos. El administrador, solo puede pensar en empresas y oficinas, el economista en consumo y producción, El jurista, en la administración de la ley o defensa de la misma. Frente a ello, es posible preguntar sobre el carácter universal de las universidades, cuando contrario a las iniciativas fincadas en la integración de conocimientos y profesionales, aún continúan sirviendo su conocimiento fincados en realidades unilaterales. Es imposible, solicitar la movilidad laboral de los profesionales, cuando los cimientos se basan en estos criterios.
El cumulo de asignaturas (cantidad de capítulos), no logran penetrar más allá del orden de contenidos y evaluación de aprehensiones. El estudiante en escala del pregrado, posgrado y aun en la escala de maestrías por desconocimiento u omisión, continúa preservando un conocimiento que por sí solo no resiste contemplación transversal, por cuanto, la ilustración específica de la disciplina, escasamente atrae algunos interesados en la visión céntrica del denominado conocimiento. En general, el conocimiento es uno solo, la constricción disciplinar es solo un acceso a cierta profundidad, pero sin tocar fondo.
Es importante para el futuro de la educación colombiana hacer un alto en el camino, y repensar claramente el papel que cumplen las áreas o materias electivas. Qué tanto son opcionales y expanden el conocimiento en otros frentes. El Ministerio de Educación Nacional con la contribución de las propias asociaciones técnicas, tecnológicas y universitarias, deben exponer específicamente, que tanto efectivamente privilegian otros frentes de acción de los profesionales en formación, ajenos y/o distintos a lo que implica el conocimiento tradicional en una disciplina.
El papel que cumplen las facultades es crucial para materializar las áreas en las que el profesional propio o proveniente de otras disciplinas, pueda incursionar en términos del conocimiento profesional y transversal que se requiere. Ser profesional, implica entenderse en otros campos y frentes de trabajo. La formación disciplinar corre por cuenta de la capacidad de formación didáctica en materia escritural, léxica y propositiva en la que dicha incursión es más que necesaria, para que el profesional disciplinar continúe entiendo la condición profusa de la formación adquirida bajo el titulo con la antesala de formación profesional.
La apertura a dicha iniciativa, no solo pasa por la apertura propositiva de las instituciones o universidades, sino por los docentes que en cada nivel tienen a estudiantes interesados en aprender sobre diferentes escenarios, y que en ocasiones, la mirada estricta de la funcionalidad de las profesiones, evita que este pueda alienar la formación con sus intereses, que en muchos de los casos termina perfilando el carácter profesional. Tal vez, lo que se ha descuidado por el afán de las disciplinas por fuera del conocimiento, es precisamente la capacidad de que los profesionales, entiendan la razón de ser profesional.
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