La paz

En estos momentos, en los cuales el proceso de paz es para algunos una agenda más del gobierno, hay que decirles a los críticos que no es ni se debe tomar como un capricho momentáneo.

En últimas se puede estar jugando el futuro de la producción agrícola, del bienestar de los  campesinos y del modelo de desarrollo rural promulgado por el Ministerio de Agricultura, a través del Incoder.

Algunos dirán que son exageraciones, pero si tenemos en cuenta el  “Informe de Desarrollo Humano - Colombia Rural Razones para la Esperanza” del “Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo” Pnud 2011, dirigido por Absalón Machado, entonces no se está exagerando. El informe plantea soluciones a la problemática rural actual, pero también expone las siguientes causas:

1. Conflicto Armado

2. Concentración de las mejores tierras en manos de unos cuantos terratenientes.

3. Uso de grandes extensiones de tierra de vocación agrícola para la ganadería

4. Desplazamiento forzado de familias campesinas, indígenas y afro colombianas.

5. Despojo de tierras y otros bienes a los pobladores

6. Fracasos de los intentos de una “Reforma Agraria Integral”

7. Las limitaciones del “Plan de Desarrollo Rural”

8. Persistencia de fenómenos políticos como el “Caciquismo”

El conflicto armado figura como una de las principales causas del bajo desarrollo rural de los últimos años. Y si tenemos en cuenta el bajo crecimiento acumulado del sector agrícola del primer semestre de 2012, que es apenas de un 1,2%, entonces un proceso de paz es, sin duda, un paso importante para la solución de los problemas en este sector. Sin embargo, hay otras causas de los problemas que se pueden resumir en: tenencia y uso de las tierras, por un lado, y por el otro el poder político regional (caciquismo) que está ligado a los monopolios en la tenencia de la tierra en ciertas zonas de Colombia.

Entonces, para que el proceso de paz tenga éxito las partes deben empezar por aclarar la tenencia de tierras en Colombia. Un tema nada fácil de solucionar, pero no imposible de discutir.

En últimas los movimientos guerrilleros en Colombia tienen su origen en enfrentamientos políticos, pero también a  la tenencia y propiedad de las tierras. Fue un enfrentamiento entre minifundistas campesinos desplazados y latifundistas poderosos. Que después los movimientos guerrilleros hayan tergiversado su lucha ideológica inicial es otra cosa, pero el origen de la guerrilla se debió a lo que actualmente están enfrentando miles de campesinos, desplazamiento forzado de los pequeños propietarios.

Curiosamente hoy en día la guerrilla se ha convertido en uno de los principales despojadores de tierra. Pasaron de ser campesinos minifundistas desplazados a terratenientes poseedores de grandes extensiones de tierras. Y los de la otra extrema  no se quedan atrás.

Este problema de posesión y uso de las tierras ha sido una de las talanqueras para los planes de desarrollo rural y para el éxito en los proyectos de una “Reforma agraria integral”.

Hay muchísimos intereses de por medio, no solo en todos los espectros de las ideologías, también en los espectros políticos, especialmente regionales.  Y si le sumamos las grandes extensiones dedicadas al cultivo y producción de droga, pues la cuestión se complica aún más.

Hay que tener en cuenta que en la solución de estos problemas no solo juegan los actores del conflicto próximamente presentes en Cuba, quienes tarde o temprano tendrán que relajar sus posiciones.

¿Qué dicen los campesinos? ¿Tienen voz en este proceso? ¿No deberían ser los actores principales en este proceso?

Las cosas no son tan claras desde las orillas de la clandestinidad o desde la comodidad de una poltrona.

Pero, si se salva este escollo de la tenencia y uso de la tierra, entonces habremos dado un gran paso en el proceso de paz y en el futuro desarrollo económico y social del sector rural de este país. Escollo que viene prácticamente desde la “Patria Boba”.