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ANALISTAS

Evolución industrial e innovación (II)

martes, 28 de febrero de 2012
La República Más
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Volviendo al espacio de productos físicos, llegar a sectores más complejos no es un problema bien definido, o sabido de antemano. Es cierto que los nuevos sectores que atienden problemas mal definidos muy probablemente surgen de una nueva combinación de tecnologías y conocimientos de sectores existentes. Pero no puede reducirse  a que son sectores ya existentes. Significa que están relacionados o asociados con otros árboles y bosques de productos previamente existentes sobre los cuales emergen o surgen otros ecosistemas como organismos vivos que requieren de siembra y cosecha, y que muchos de ellos mueren o ni siquiera son sembrados porque la semilla requerida no germina, por la principal plaga en la reproducción de ecosistemas diversos que lo impide, paradójicamente visible en la captura del Estado por los grupos de interés que representan los bosques que hacen parte del cultivo agregado actual.

De ahí que los gobiernos si actúan como jardineros que cuidan todos sus posibles jardines, rociar con fomento y apoyo a los proyectos innovadores, arrancar la maleza y plaga que socava la competitividad y la innovación, y también, abonar la tierra con educación e investigación pertinente. Por lo tanto es responsabilidad del Estado procurar generar todos los ecosistemas posibles que permitan el uso racional del potencial derivado de los recursos de un país, siendo definitivo para ese propósito considerar adecuadamente el proceso de innovación e industrialización mediante  una visión holística del problema político, para reconocer que en la médula del mismo donde se encuentran  todas las variedades de semillas posibles, están las políticas que afectan las referidas más críticas, capital  humano y emprendedor (simios), que se desenvuelven en bosques o ecosistemas afectados por las políticas vitales o esenciales de la innovación que  sirven para controlar plagas y rociar nutrientes, mediante las políticas tributaria, industrial, comercial, empleo, salud, energía, TIC´s, agropecuaria, ambiental, de ciencia y tecnología, y, de propiedad intelectual; pero que además los ambientes de cultivo propicios se fundan en las políticas habilitantes de la innovación e industrialización como las políticas monetaria y cambiaria, fiscal, de infraestructura física, seguridad jurídica, entre otras.

Pero más allá de eso es preciso que el Estado entienda que ahora en la era del conocimiento son los bosques ó ecosistemas traducidos en mercados actuales y potenciales, el imperativo y centro de gravedad al momento de definir, ejecutar y evaluar las políticas públicas con ellos relacionados. Dentro de las características visibles de cada mercado está: tamaño nacional e internacional; estructura de la competencia; grado de madurez, ciclo de vida y complejidad tecnológica; cadenas productivas y clústers asociados; así como las economías de escala que de éste puedan derivarse. Siendo la participación de cada uno de éstos en el agregado productivo nacional, un resultado crítico. Otras variables determinantes son: el eslabón en la cadena de valor (comercialización, maquila, producción, gerencia y/o investigación y desarrollo); los requerimientos de capital humano y el potencial de generación de mano de obra calificada, la posibilidad de desarrollar ventajas competitivas; la sustentabilidad e impacto ambiental; los requerimientos de capital y la integración entre capital empresarial nacional e internacional; la asociatividad y conformación de redes nacionales e internacionales; y la relación y afinidad entre la apuesta pública local.

De ahí que el paradigma tecno-económico innovador industrializador que se traduzca en ecosistemas diversos y omnímodos debe considerar las particularidades de los mismos como el factor clave de éxito en el diseño e implementación de las políticas públicas.Es necesario redefinir bien el rol de los agentes dinamizadores y catalizadores del proceso, dinamizadores como la disposición del alto Gobierno, las políticas púbicas, y los acuerdos público-privados; y catalizadores que inducen y propician la reacción buscada, como: universidades, brokers de tecnología y bancos de inversión; donde los bancos de inversión y las firmas de consultoría, pocas veces han sido tenidos en cuenta para este objetivo.

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