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lunes, 3 de marzo de 2014
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Apremia sancionar de manera oportuna y severa a los involucrados en las interceptaciones de comunicaciones ilegales en los casos de Andrómeda y de la Presidencia, así como en los indicios de corrupción del Ejército, denunciados por la inefable revista Semana. Pero se teme que se aproveche esta cadena de escándalos para ambientar la firma de una paz ambivalente con las Farc en La Habana, la cual tendrá consecuencias funestas para Colombia, más devastadoras que las del conflicto actual, en especial, si debilitamos el Ejército.

Se rumora que tras esta firma o paralelamente con ella, promulgará el Congreso una ley habilitante, como las de Chávez y Maduro en Venezuela, para convocar un ‘congresito’ con 40 representantes de las Farc y 60 de los partidos tradicionales, con el fin de reformar la Constitución para entregarles curules en el Congreso a los cabecillas de las Farc, debilitar el Ejército, tolerar el proselitismo armado de las Farc en las Zonas de Reserva Campesinas y tratar de dificultar la extradición de los máximos cabecillas terroristas.      

A la revista Semana nada parece preocuparle. Sí le llama la atención que quien hace dos años NO era comandante de las Fuerzas Militares, general Leonardo Barrero, le sugiriera al coronel Róbinson González del Río que hiciera una “mafia” para denunciar fiscales, con el fin de defenderse de  acusaciones infundadas de falsos testigos, los que con alguna frecuencia utiliza nuestra desacreditada Fiscalía. Se rumora que unos incidentes no enlazados los aprovecharon para decapitar a los generales que se oponían a las pretensiones de las Farc contra  nuestro Ejército. 

Semana no pierde oportunidad para mencionar los 4.000 jóvenes humildes que, según la revista, fueron engañados por el Ejército con promesas de trabajo para asesinarlos en lugares distantes y presentarlos como terroristas caídos en combate, ‘los falsos positivos’. La tendenciosa revista generaliza en forma sospechosa, no aísla en sus señalamientos, inculpa a todos nuestros militares por las faltas de unos pocos. En todas las instituciones humanas son frecuentes las fallas de algunos de sus integrantes.  

Los delitos mencionados se sucedieron mientras el señor Juan Manuel Santos fungía como Ministro de Defensa y luego como Presidente; es decir, como jefe máximo de las Fuerzas y de la inteligencia militares. Inocultable ‘el barril de los puercos’ que hallaron en la computadora de la presidencia con cerca de tres billones de pesos de los de doce ceros, ¿la inaceptable ‘mermelada’ so pretexto de defender la institucionalidad? ¿Se podrá acaso comparar el monto de esta colosal suma con los posibles negociados de los militares? 

Sospecha escandalosa. Aprovechándose de la ausencia de Chávez, de la incompetencia de Maduro y de la miopía de Obama, el tenebroso dictador ruso, Vladimir Putin, parece estar  interesado en iniciar una nueva Guerra Fría contra los Estados Unidos y Colombia, instalando sus bases militares en Nicaragua, Cuba y Venezuela para apoyar por acá gobiernos autocráticos como el suyo y el de Siria.     

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