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ANALISTAS

El rebusque no es empleo

sábado, 2 de agosto de 2014
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A pesar de que no existe plena confianza de las cifras de Dane, organismo que con frecuencia a cambiado la metodología para hacer sus mediciones, el gobierno nacional saca pecho, mostrando  algunas decimas en la reducción del desempleo.  ¿Qué clase de empleo se está creando?  ¿Está creciendo la informalidad?  Muchos de esos puestos de trabajo, son empleos familiares no remunerados (20%) como empleos domésticos sin las prestaciones legales de ley (10%).

La tasa de informalidad en Colombia, la más alta de Latinoamérica, bordea 50% en las trece principales ciudades y 70% en el empleo rural.

Es evidente que se está generando un empleo difícil de sostener en el tiempo, pues se están creando puestos de trabajo que se mueven entre lo no formal y lo no legal.

En Colombia existen aproximadamente  13 millones de trabajadores informales, de los cuales 65% no están afiliados al sistema pleno de seguridad social.

La informalidad en el país, a diciembre de 2013 se situó en 50%, pero 55% de estos trabajadores no cotiza para obtener el beneficio de la pensión.

Resulta cuestionable que el gobierno considere como empleado a un informal que ni se gana el salario mínimo ni tiene todas las prestaciones sociales que exige la ley. En las estadísticas del gobierno se está  considerando el rebusque como un indicador de generación de empleo. Por esto varias de las centrales obreras afirman que las cifras del gobierno están maquilladas, que lo que está creciendo es la informalidad, la precariedad laboral.   

Además de la informalidad, Colombia es el país de América Latina que padece la mayor tasa de desempleo.  Según cifras oficiales, este ronda 9,6%, seguida de Costa Rica, con 8,3%; Venezuela, 7,8%; República Dominicana con, 7%; Uruguay, 6,8%; Perú, 6%; Chile, 5,9%; México, 5,8%, y Brasil 5,5%.

En Colombia hay 21 millones de personas con empleo y 2,3 millones de desempleados, una cifra alarmante.

Según el Dane la tasa de desempleo en el trimestre marzo-mayo del presente año fue de 9,2%, mientras que en el mismo periodo del 2013 había sido de 9,9%.

La creación de empleo, se ha concentrado en sectores de servicios pero paulatinamente se ha reducido en la industria con alguna reacción favorable en los últimos meses.  La mayor participación de generación de empleo ha sido en comercio, restaurantes y hotelería, con 27,6%, servicios sociales y personales con 20,4% y en agricultura, ganadería y pesca 15%.  A pesar de esto las cifras dicen poco en materia de creación de empleos formales.

El desempleo y la informalidad tienen origen en distorsiones creados por el mercado laboral.  Se hace necesario revisar algunas medidas y crear otras para combatir la informalidad.

Un sistema que  impone mayores cargas al sector formal que al informal,  un sistema financiero al cual no tengan acceso los trabajadores informales, un sistema excesivo de subsidios generan más informalidad. También contribuye a esto los impuestos excesivos, ahora que el gobierno se apresta a adelantar una nueva reforma tributaria, el nivel del salario mínimo uniforme debe revisarse pues hay áreas del país, especialmente en la zona rural en las cuales la productividad es 50% menos que en las áreas urbanas.

La educación con calidad y la capacitación  permanente contribuyen a la formalidad, lo mismo que la menor rotación de trabajadores y la creación de programas para la vejez. 

Así las cosas convertir la generación de empleo formal en objetivo principal de la política económica es un imperativo.  Ello implica reorientar los incentivos hacia políticas que fortalezcan la creación de empleo formal. 

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