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ANALISTAS

El poder es para servir

martes, 17 de mayo de 2016
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Últimamente se han registrado censurables comportamientos de algunos funcionarios del Gobierno, los cuales reflejan corrupción, prepotencia y desatención al ciudadano, razón de ser del  “ Estado Social de Derecho … fundada en el respeto a la dignidad humana…” como lo consagra nuestra Constitución Nacional (Art. 1)

La desafortunada e irrespetuosa actuación  del presidente de Ecopetrol, Juan Carlos Echeverry, contra el ingeniero de petróleos y docente de la Universidad Industrial de Santander, Óscar Vanegas, en un debate en el Congreso, burlándose de él pretendiendo minimizar sus , conocimientos: “ solo discuto con personas de mi rango”. Este penoso episodio ha originado múltiples reflexiones relacionadas con el comportamiento de un servidor público.

Comportamientos como éste, desdicen de la calidad humana y profesional de quien así actúa. Una afrenta no solo a la persona, sino a la academia, representada en este caso en  un docente. Pésimo mensaje a la comunidad nacional e internacional involucrada en el quehacer de la ciencia, la investigación y la educación; ignorando que los países que han progresado tienen en su academia una sólida base que lo sustenta con orgullo y es objeto de respeto y  generoso apoyo.

Dada la proximidad del posconflicto, es pertinente invitar a quienes trabajan con el Gobierno, lo cual es un  privilegio, que deben actuar con honestidad, eficiencia, imparcialidad, total apego a la ley (tal como reza el respectivo juramento de posesión) y buen trato al ciudadano. Hechos como el que comentamos sugieren la necesaria reivindicación del significado y real alcance del servidor público, desde el Presidente de la República hasta el más modesto trabajador del Gobierno. Funcionarios soberbios, vanidosos  o  groseros desdicen del Gobierno al cual pertenecen, a sus partidos políticos y obviamente a la democracia, están en el lugar equivocado, pues   “Son fines esenciales del Estado: servir a la comunidad…” (Constitución Nacional - Art. 2). Así de claro.  

El servidor público  debe entender que “ el bienestar general y mejoramiento de la calidad de vida de la población son finalidades sociales del Estado…” (Constitución Nacional, Art. 366) con su trabajo contribuye a satisfacer necesidades del ciudadano y por eso recibe un salario, cuya fuente son recursos provenientes de la misma comunidad  a través  de impuestos, contribuciones, etc.

El servidor público debe entender que administra recursos que pertenecen a la comunidad, son sagrados y por eso tienen que ser correctamente utilizados;  toda acción corrupta debe sancionarse  severa y ejemplarmente por parte de las entidades de control, las organizaciones políticas que representan y la sociedad en general. Su misión es servir, no servirse  del cargo que le han encomendado. 

Con servidores públicos preparados académicamente y  correctos  se  genera la confianza necesaria para que la comunidad  progrese  y las   leyes sean acatadas y respetadas. Una gran contribución al éxito del proceso de paz que se gesta con las Farc en los diálogos de La Habana.

Dios nos ha dado la vida para servir, recordemos el sabio mensaje de la Madre Teresa de Calcuta: “ quien no vive para servir, no sirve para vivir” y ser instrumentos al servicio de la noble causa de la paz.
 

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