La Coalición para la Promoción de la Industria Colombiana acaba de lanzar el libro ‘Colombia frente a los indicadores mundiales: aciertos, fallos y oportunidades para una hoja de ruta’.
Miembros de la Coalición, empresarios, representantes de la academia y periodistas interesados en los hallazgos del estudio y en el debate sobre el desarrollo industrial, se hicieron presentes en el evento donde hubo un consenso sobre la necesidad urgente de Colombia de impulsar políticas industriales de nueva generación, que reviertan la tendencia de desindustrialización que podría llevar a una caída de la producción industrial bruta y el valor agregado en Colombia.
El estudio identifica elementos transversales que aparecen como una constante negativa en los distintos indicadores, tales como: la corrupción, los problemas en seguridad, la debilidad de las instituciones, el rezago en infraestructura, la ineficiencia del mercado laboral y la falta de conectar un sistema educativo hacia actividades productivas.
A través del estudio de 18 reportes generados por organismos internacionales, se encontró que en la mayoría de índices Colombia se ubica en una posición mediocre, por debajo de la mediana. En aquellos resultados donde el país está en el 50% superior, el resultado es cercano a la media y con riesgo de caer.
Por fortuna, Colombia destaca positivamente en tres aspectos: estabilidad macroeconómica, flujos de IED y el tamaño del mercado. Sin embargo, estos factores no han tenido impacto en políticas efectivas que tengan por objeto el mejoramiento de la equidad y la eliminación de disparidades socioeconómicas. Por ello, el paso de una economía emergente de segunda categoría a una economía desarrollada que sirva de referente regional y mundial, debe ocuparse no solo del desempeño económico en activos sociales tan importantes como la inversión en educación, infraestructura y fortalecimiento de las instituciones.
En este punto, cabe hacer mención de las diferencias en ingresos que experimenta Colombia con países como Suiza. En efecto, el quintil de mayores ingresos en Colombia es menor al quintil con menores ingresos del país europeo. Estamos convencidos de que la inserción en la economía mundial requiere estrategias para el desarrollo de una hoja de ruta de mediano y largo plazo, que mejore la calidad de vida de los colombianos mediante su mayor capacidad para aprender, contribuir eficazmente al desarrollo social y a la productividad económica, agregando valor a los bienes y servicios que produzca el país en función de la demanda local y extranjera.
Por ello, consideramos que debe haber objetivos mas ambiciosos de desarrollo sectorial, para lo cual resulta importante compararnos con un grupo de países referentes de importancia estratégica para Colombia, bien porque constituyen nuestros principales socios comerciales , o bien porque nos encontramos en proceso de tener libre comercio con los mismos. En desarrollo de lo anterior, la Coalicion escogió varios países referentes, y su análisis debe permitir un mejor conocimiento de los aciertos y fallos en nuestra política pública y en las decisiones privadas, a efectos de señalarnos metas que nos permitan convertir a Colombia en una potencia media en la región. La coyuntura amerita definir el desarrollo de cadenas agroindustriales y en cadenas de producción de maquinaria y bienes de capital necesarios para la exploración y expolotación sostenible del sector minero energético, para obtener un aumento de la participación de nuestro valor agregado en la economía mundial.
El decano de la Facultad de Económia de la Universidad Nacional, José Guillermo García, fue enfático en respaldar el llamado a que el sector fabril tenga mayor prioridad, dado que genera los mayores encadenamientos productivos entre ramas industriales, y en relación con otros sectores de la economía.
Por su parte, el expresidente de Sofasa y de Carvajal, Ricardo Obregón, consideró como héroes a los industriales colombainos que sin contar con una política industral han logrado desarrollar empresas que exportan y se mantienen en un ambiente adverso, dado el aumento de costos de producción que se encuentra fuera de control, como consecuencia de la revaluación de la tasa de cambio.