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ANALISTAS

Cuidado con la endogamia

lunes, 2 de febrero de 2015
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Endogamia. (De endo- y -gamia) Actitud social de rechazo a la incorporación de miembros ajenos al propio grupo o institución. RAE

Si entendemos la endogamia social como la tendencia de determinados grupos y sociedades a cerrarse en su interior, a no admitir en su seno a personas ajenas y no mirar hacia fuera, podemos darnos cuenta de su peligro para una sociedad y organización en la época de la aldea global, de la mundialización. Llamo la atención porque es un peligro real de las organizaciones y la sociedad colombiana. 

Nos creemos en muchos casos los mejores, los más competitivos y nos cerramos al aporte externo, a la innovación, al aprendizaje por medio de la referenciación comparativa y corremos el riesgo de ignorar los cambios en el entorno al apegarnos a lo que nos funcionó en el pasado sin darnos cuenta de que el cambio social es tan rápido que ya nuestras respuestas no son tan pertinentes. Es triste ver empresas exitosas que empiezan a perder competitividad, las cuales por aferrarse al pasado, terminan colapsadas y sin capacidad de respuesta. “El mundo es ancho y ajeno” y la experiencia mundial ha demostrado que la clave del éxito está estrechamente ligada con la capacidad de innovar, de cuestionar permanentemente lo que se hace, así haya sido exitoso, y de abrirse a nuevas posibilidades cuando las tendencias sociables lo hagan necesario. La endogamia, como orientadora de la política de una organización y una sociedad, puede ser suicida.  Empleando un término médico podríamos decir que la endogamia produce “malformaciones congénitas” en las organizaciones. Las puede volver anacrónicas, poco competitivas, ciegas a los cambios de entorno y finalmente, las puede condenar a desaparecer.  

En los factores asociados al fracaso empresarial podemos encontrar una cultura endogámica. Es frecuente la endogamia en las juntas directivas de organizaciones como las empresas familiares, las fundaciones sin fines de lucro, las universidades privadas, clínicas y hospitales privados y en general de aquellas organizaciones, generalmente exitosas, que se aferran al éxito del pasado y al miedo a lo extraño, a lo nuevo, con la ilusión que el permanecer como organizaciones cerradas les permitirá sobrevivir y protegerse en entornos difíciles y cambiantes. 

Cuando abrimos nuestros organismos de dirección a la presencia de expertos independientes que analizan los hechos con miradas más amplias de la realidad y sin conflictos de interés con el quehacer institucional, vamos a enriquecer el actuar de nuestras organizaciones, a visualizar nuevas posibilidades para el futuro y a desarrollar el aprendizaje de la cultura del continuo cuestionamiento de lo que hacemos, de entender que el éxito es transitorio y desaparece si vuelve a la organización paquidérmica e inercial, y que solo en el cambio e innovación permanente podremos cifrar las posibilidades de sostenibilidad y crecimiento futuro. 

Las organizaciones que aprenden son las que siempre miran adelante, se dejan interpelar y no se cierran en la endogamia de su propio personal, sus propios procesos y sus éxitos del pasado. Abramos nuestras organizaciones a la experiencia externa, al aporte de expertos del entorno que con credibilidad y amplio conocimiento nos permitan develar la necesidad del cambio y otear nuevas oportunidades para la organización. Organismos directivos plurales, con combinación de experticia y conocimiento, son necesarios en las organizaciones del siglo XXI.  Cuidado con la endogamia, es muy peligrosa.
 

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