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ANALISTAS

Confianza en operación peligro

martes, 13 de noviembre de 2012
La República Más
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El suertudo de Barack Obama ganó otro voto de confianza, pero en Colombia con el caso de Interbolsa corremos el riesgo de perder confianza en el mercado. Eso hay que evitarlo a toda costa.

Mientras el Presidente de Estados Unidos celebraba “cuatro años más” en Washington, los mercados le recordaban una tarea pendiente: la regulación. En Colombia el tema está en el tintero, ahora después de la debacle que significó la liquidación de la comisionista Interbolsa.

Quizás el caso de la firma suena familiar a los problemas del mercado de valores en Estados Unidos, que desde 2008 tiene en caída libre a la economía mundial y de paso la generación de empleo. Por eso la regulación sigue vigente.

Sobre los hombros de Obama recae la responsabilidad de sacar de la crisis a su país, resolver los problemas de la inmigración ilegal, ahora que los hispanos le brindaron su respaldo en las urnas, pero ante todo, debe propender por la transparencia y el correcto manejo del mercado bursátil.

Tras la reelección en Estados Unidos, las bolsas sorprendieron con resultados negativos, todo por causa de la falta de tranquilidad o el nerviosismo en los mercados frente al futuro económico mundial.

El dominó es sencillo. La Bolsa de Colombia cerró en rojo, después de la elección de Obama, porque además de los problemas locales, las bolsas europeas cerraron con pérdidas por temores del parqué europeo sobre el hueco fiscal estadounidense, y su manejo en el segundo chance de Obama en la Casa Blanca.

Esos temores son los que debe frenar una sana y equilibrada regulación de los mercados. La liquidación de la corredora Interbolsa, pese a contar con un capital superior a los $139.000 millones, prendió las alarmas en Colombia. Suena a que algo anda mal.

Debemos evitar estos ejemplos y el contagio de prácticas como las de sus competidores estadounidenses que provocaron la corrida de los inversionistas y el freno en los negocios, todo por falta de transparencia. A nadie le gusta morir engañado o negociar a oscuras, todos preferimos las cartas sobre la mesa.

El papel de las juntas también está en entredicho. Deben jugar un rol de responsabilidad y no como ocurrió en Interbolsa, que se laven las manos porque “la administración actuó a espaldas de la junta y con ello comprometió la viabilidad de la sociedad”, manejada por la familia Jaramillo.

En Colombia hemos salido bien librados de la crisis financiera global con un sistema financiero de buen desempeño, por eso sería nefasto que los mercados comenzaran a dudar de ese manejo.

La intervención y posterior liquidación de Interbolsa no puede repetirse en ninguna entidad colombiana, en eso se empeñan nuestras posibilidades para el grado de inversión y el juicio de las calificadoras de riesgo.

La regulación es sana, evita sustos y orienta las actividades en un marco conocido para todos. Además ayuda a la confianza con una imagen de claridad y juego limpio, así se genera crecimiento económico para todos.

Jugar con la imagen es un peligro que no podemos correr.

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