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ANALISTAS

Ciencia y tecnología no son prioridades del Gobierno

lunes, 14 de julio de 2014
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La renuncia solicitada a la directora de Colciencias, Paula Marcela Arias, es una referencia más a la poca importancia que el Gobierno Nacional le concede a los temas de ciencia, tecnología e innovación. La indelicadeza de la directora al hacer público el recorte programado para los recursos otorgados a su entidad (que le fue notificado oficialmente por la Dirección de Inversiones y Finanzas Públicas del Departamento Nacional de Planeación) no justifica esta reacción. Más parece que encontraron la excusa para sacar de su cargo a quien defendía los intereses de la academia en el antitécnico esquema de asignación de recursos a través de los órganos colegiados de administración y decisión (Ocad).

En estos últimos no existe concurso de méritos y la mayoría de proyectos aprobados corresponden a necesidades de corto plazo de gobiernos locales que carecen de visión estratégica nacional. Los varios años de implementación de este esquema han evidenciado el abuso del término “innovación” para justificar toda suerte de iniciativas que nada tienen que ver con desarrollos científicos o tecnológicos.

No obstante notables excepciones, en ausencia de Arias y en el mejor de los casos, los criterios de asignación de recursos de las mal llamadas regalías de ciencia seguirán estando dominados por entes territoriales sin mayor conocimiento o entrenamiento en los temas requeridos para tal fin. En el peor (y probable) de los casos, tales instancias se consolidarán en mecanismos de politiquería y clientelismo. Todo esto agravado por la promesa electoral del Señor Presidente a los gobernadores de darles incluso mayor autonomía para el uso de los dineros en mención.

El debate asociado con el cambio de liderazgo en Colciencias sirve para volver a destacar los pobres indicadores de nuestro país referentes a inversión en ciencia y tecnología. El Presupuesto Nacional para la vigencia 2015 que será presentado al Congreso de la República incluye una partida de $379.000 millones para este sector (menos de 0,1% del PIB). Esto representa un incremento de 0,25% con respecto al año anterior (10 veces menos que la inflación proyectada para 2014) y es 14% más baja (al compararse en pesos constantes) que la cifra del año 2013.

Después de considerar compromisos adquiridos, como reservas de vigencias futuras y gastos de administración del sistema, el valor antes descrito significa que los dineros disponibles para las convocatorias en los diferentes programas nacionales difícilmente superarán los $90.000 millones. Esto para los investigadores de todas las universidades del país y en todas las áreas del conocimiento. Si este capital se repartiera equitativamente entre los grupos clasificados en las dos (de cinco) categorías más altas del sistema de evaluación de Colciencias (A y A1), cada uno de ellos recibiría unos $140 millones al año para financiar toda su operación. Como referencia se destaca que la sola Facultad de Ingeniería de la Universidad de California en Los Ángeles (Ucla), cuenta con un presupuesto anual de investigación de $150.000 millones. 

No es sorpresa entonces que mientras el estado que aloja dicha institución produce más de 35.000 patentes al año, Colombia genera menos de 20. Estos números muestran lo lejos que estamos en inversión en ciencia y tecnología para convertirnos en una economía basada en el conocimiento y valor agregado. El actuar del Gobierno Central sugiere que así seguiremos, al menos, por el próximo cuatrienio.

@behrentz

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