Calidad de la educación en Colombia

Según un informe del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) de 2014, si se hiciera un mundial de matemáticas, con los mismos participantes de ese mundial, pero entre los estudiantes de los colegios, el último lugar lo ocuparía Colombia, según los resultados del “Programa Internacional para la Evaluación de Alumnos” o pruebas Pisa (Programme for International Student Assessment) por su sigla en inglés.

Y no solo en matemáticas estamos mal, también en ciencias ocuparíamos el último lugar, pero Argentina nos “ganaría” en el último puesto en lectura. Nos siguen de cerca Brasil, México, Costa Rica, Uruguay, México y Chile. 

Entonces la pregunta es ¿Por qué en Colombia los colegios privados son tan caros y la calidad educativa tan mala?

Claramente en Colombia hay que decir que hay una brecha grande entre educación pública y privada. Esto es claro en las pruebas Saber 11. Sin embargo, no hay punto de comparación entre los más pilos en Colombia de los colegios privados con sus pares de, por ejemplo, Corea del Sur, Singapur, Japón, China, Canadá, Australia, Finlandia o Estonia. Años luz nos llevan estos países.

Uno esperaría como economista que existiera una “alta” correlación entre precios de los colegios privados y calidad académica. Pero es obvio que esto no es así.

¿Será que los colegios privados son más “negocio” que calidad? ¿En los colegios bilingües se están pagando altísimos bonos y pensiones solo por el valor agregado de un segundo idioma? ¿Los padres de familia inscriben a sus hijos en un colegio solo por status, sin importar la calidad? ¿Pesan mucho las futuras “relaciones” de los hijos en los colegios de “elite” en Colombia?

Son muy malas las comparaciones, pero miremos por ejemplo a Francia, uno de los países donde existe uno de los mejores sistemas educativos del mundo, aunque hay que decir que es subsidiado.

El gobierno francés destina anualmente cerca de 20% del presupuesto para educación. Se subsidia igualmente a los colegios públicos y privados, y no hay diferencia de calidad entre los unos y los otros. 

Subsidian cerca de 90% del costo en colegios y universidades, por lo que los costos de la educación son muy bajos para los hogares y, además, de alta calidad. Los títulos universitarios son emitidos por el gobierno francés (Ministerio de Educación Nacional) y no por las universidades lo que garantiza que se nivele a los estudiantes no por la universidad sino por el hecho de ser egresados de alta calidad, ya sea de una universidad pública o privada.

No existe ese “status” discriminatorio entre colegios y universidades públicas o privadas. Tampoco existe un ranking entre universidades porque el gobierno francés garantiza la calidad ya sea en una pública o en una privada.

Obviamente todos estos subsidios son financiados con sistemas tributarios eficientes y progresivos y que rara vez tienen exenciones o excepciones, para empresas e individuos privilegiados. 

Ya lo dijo Piketty: Colombia tiene una de las distribuciones de la riqueza más desiguales del mundo y uno de los sistemas tributarios más regresivos. El 10% de la población tiene 50% de la riqueza, por lo que se deberían gravar los dividendos, los activos y los ingresos por activos, además de un impuesto para la riqueza.

La única manera de cubrir el abultado déficit presupuestal actual en Colombia y de paso mejorar la calidad académica, es con impuestos como los que aconseja Pikkety.