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ANALISTAS

¿Blindaje contra las drogas?

miércoles, 22 de junio de 2016
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Mientras algunos famosos y poderosos promueven el uso de diversas drogas, otros mueren por sobre dosis. Las últimas estadísticas indican que Colombia es el mayor productor de coca; México el número uno en tráfico y Estados Unidos y España los de mayor consumo. 

Este negocio crece en los grandes centros de poder de Nueva York, Barcelona o en las universidades y colegios de Colombia, dejando buenos centavos en los bolsillos de los narcos y en las arcas de grupos terroristas del mundo. Es el caso de las ganancias millonarias que tienen las Farc, calculadas, por el mismo gobierno en US$10.500 millones, según reveló la revista The Economist.

Son datos que demuestran la globalización del problema y la necesidad de buscar soluciones por encima de ideologías y tendencias políticas que rápidamente terminan en intereses económicos o nuevas dictaduras de minorías a través de cortes judiciales. Por ejemplo, algunos conservadores de centro y derecha en Estados Unidos y países europeos son partidarios de la legalización y otros, como el presidente Obama y buena parte de sus copartidarios demócratas, no. 

Para dolerse del infierno de las drogas, conocer sus desgracias y buscar soluciones, no es necesario posar en la izquierda, centro o derecha. Es un problema esencialmente humano con fatales consecuencias, bien sea en la salud o en la seguridad pública. Duele leer la última estadística que revela el aumento del consumo de drogas psicoactivas -marihuana, inhalantes como el poper, el pegante y el llamado dick- entre niños de 13 años y adolescentes de los colegios de Bogotá. 

En 2015, por ejemplo, se registraron 103 casos de menores de 8 años que comenzaron a consumir algún tipo de estas drogas. Según cifras de la Secretaría de Educación, los casos de uso de sustancias ilegales se duplicaron en los colegios del Distrito al pasar de 2.494 en  2014 a 5.196 en 2015.

Igual tendencia se observa en los estudios regionales en Antioquia. Hoy es el departamento donde más jóvenes que vive en zonas rurales consumen sustancias psicoactivas. Muchos han caído por ignorancia, curiosidad, diversión o pensando que, por ejemplo, la marihuana era buena para la memoria, desconociendo que produce alteraciones síquicas, mentales y orgánicas.

Ante estas negativas variaciones, ¿qué hacer? Urge la prevención entre los sanos y la atención de los adictos. El sistema educativo debería ofrecer capacitación a padres de familia, profesores, tutores y maestros. 

La prevención es un camino seguro y menos costoso para el Estado y debe estar centrada en el buen uso del tiempo libre, el cuidado del ambiente familiar, el diálogo, el entorno cultural y religioso; así  como el fomento de las artes, el deporte, las aficiones y el buen uso de internet.

La experiencia demuestra que un hijo en las drogas afecta a toda la familia, la escuela y colegio. Para iniciar un plan de prevención es necesario hablar claro. Con tantos estudios médicos no es válido decir que algunas drogas son menos dañinas que el cigarrillo. Un viejo cuento que en 2014 impulsó al hijo de una amiga a recibir y probar marihuana en el baño del colegio, luego en el parque del barrio y al cabo de cuatro meses, en todo lado. 

Ahora, después de sufrir golpes y amarguras está luchando por salir de ese infierno. Ojalá lo logre, porque para evitar la adición y el consumo no hay vacuna ni medicamento capaz de blindar el organismo, la mente y el corazón.
 

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