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ANALISTAS

América Latina nos muestra cómo reducir la desigualdad

miércoles, 31 de octubre de 2012
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Todos sabemos que América Latina tiene la mayor brecha de riqueza en el mundo, pero ¿sabía usted que actualmente es la única región que está reduciendo esta desigualdad? De acuerdo con The Economist el coeficiente Gini promedio de América Latina que actualmente es 0,5, se ha reducido de casi 0,54 hace una década, y es más bajo que en cualquier otro momento de los últimos 30 años.

En un artículo reciente acerca de la desigualdad y su efecto en la economía mundial, The Economist señala que si bien la desigualdad global se ha reducido ligeramente a medida que el mundo emergente se enriquece, la brecha entre ricos y pobres dentro de los países es cada vez mayor.

La desigualdad medida por el coeficiente Gini en los EE.UU. ha aumentado de manera constante cada década desde que alcanzó su punto más bajo en los años 70. Una tendencia similar se observa en algunas partes de Europa occidental y en China. La excepción a la regla es América Latina.

La desigualdad en América Latina es todavía alta comparada con el resto del mundo, pero el progreso ha sido significativo. Esto es importante porque muestra al resto del mundo que la creciente desigualdad  puede invertirse. Grandes brechas en niveles de riqueza pueden impedir el crecimiento económico mediante la restricción de la movilidad social, la reducción de la productividad y la estimulación del malestar social.

América Latina ha seguido una estrategia relativamente sencilla de la que todo el mundo puede aprender: mejorar el acceso de los jóvenes a la educación, mejorar (o crear) una red de seguridad para los pobres y aumentar los salarios promedio.

México y Brasil fueron pioneros en el uso de las transferencias condicionales de efectivo que premian el buen comportamiento, como asistir a clases o quedarse en la escuela, con subsidios del gobierno. Esto anima a los padres a asegurarse de que sus hijos vayan a la escuela con más frecuencia y durante más tiempo. Esto se ha replicado en toda la región.

Los gobiernos latinoamericanos también han cambiado la forma en que financian la educación. Anteriormente, muchos gobiernos invertían sus fondos de educación en  universidades, que son utilizadas principalmente por la clase media y alta, pero ahora se está dando prioridad al gasto en educación primaria y secundaria y llegando una mayor población necesitada. The Economist hace referencia a estudios que muestran que algunos países han visto un aumento de 20 puntos porcentuales en la proporción de niños que terminan la escuela secundaria y que la brecha entre la matricula de ricos y pobres en el bachillerato ha caído en todas partes excepto en El Salvador, Honduras, Guatemala y Nicaragua . Un mayor acceso a la educación ha dado lugar a un aumento de trabajadores instruidos y capacitados, lo que mejora la productividad general.

Muchos gobiernos latinoamericanos también han creado una mejor red de seguridad social para los pobres, sobre todo mediante el establecimiento de pensiones y programas de bienestar social y el establecimiento de salarios mínimos fijos y crecientes.

Una lección clave es que no es necesariamente el tamaño del gasto público, sino cómo se utiliza. Claro, algunos productores de materias primas como Bolivia y Venezuela han aumentado drásticamente el gasto social y la reducción de la desigualdad. Sin embargo, otros con presupuestos más conservadores, como Chile, México y Colombia, también han visto descensos saludables en la brecha entre ricos y pobres.

La experiencia latinoamericana demuestra la importancia de las políticas que se dirigen a los ciudadanos más pobres.

El fomento de la competencia mediante la ruptura de los monopolios puede reducir los precios y aumentar los salarios, ampliando así  el acceso a la educación primaria y secundaria y mejorando la movilidad social mientras que  la fijación de los salarios mínimos y la financiación de pensiones pueden trasladar a las personas a la clase media.

Pero todavía existen desafíos por delante. Los países más ricos de la región están cayendo en una trampa similar a los EE.UU. A medida que la clase media se enriquece quiere mantener sus subsidios. Para reducir la desigualdad en la próxima década, todos tenemos que ser más progresivos. Esto significa que, en lugar de aumentar drásticamente el gasto o los impuestos, los gobiernos deben hacer lo que funcionó en América Latina: encontrar una manera de reducir los beneficios a los que no los necesitan, como la clase media alta y alta, y dar más a los pobres.

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