Burbuja gastronómica

Hace un par de días me encontraba almorzando en uno de los tantos malos y nuevos restaurantes de la capital. Todo el mundo hablaba de lo bonito que quedó, la suma que se le invirtió, y lo más triste, cuanto tiempo aguantaría antes de quebrar.

Mi padre me enseñó hace muchos años, que todo hombre antes de morir quiere lograr dos cosas. La primera es escribir un libro, dejar plasmados sus pensamientos a lo largo del tiempo. La segunda es tener un restaurante, un lugar donde impresionar a sus amistades, compartir con ellas y ser el dueño de la escena.

Si me preguntan a mí, eso es exactamente lo que está sucediendo en Bogotá. No importa cuanto tiempo y dinero nuestros padres invirtieron en nuestra educación para que seamos doctores, abogados, economistas, etc. Todo profesional que ha logrado alcanzar éxito en su carrera y le sobran unos cuantos cientos de millones, abre un restaurante.

Esto ha creado lo que considero una “Burbuja Gastronómica” en la ciudad. Aquí abren y cierran restaurantes, de la misma forma que llueve y escampa. Esto es una verdadera lastima, ya que en pleno auge y crecimiento económico deberíamos enfocarnos cada quien a lo suyo: “Zapatero a su zapato”

Me imagino que después de analizar un poco esta situación, la primera duda que les vendrá a la mente es cómo escoger un buen restaurante ante tantas opciones en el mercado.

Mi primera recomendación es sincerarse con uno mismo y saber qué es lo que se está buscando. Queremos ver gente bonita y tomarnos un trago, a lo mejor escuchar buena música en una agradable barra, o deleitar nuestros sentidos con una buena propuesta gastronómica.

La buena noticia es que vas a conseguir muchos lugares que te dejarán bien parado en cualquiera de estos ámbitos, lo que sí es difícil, muy difícil, es encontrar uno que las agrupe todas. Esto no significa que no existan, simplemente hay que saber poner en una balanza los pro y contras de estos lugares. El ambiente es increíble y la música fenomenal, pues entonces no critiques la comida. A lo mejor la propuesta gastronómica es exquisita pero no alcanzó el dinerito para la decoración.

En fin, esto no fue mas que un momento de reflexión de un “Foodie” en búsqueda de nuevas opciones en el mercado. Después de escribir estas líneas aprendí que aquí en Bogotá, muchos de los buenos restaurantes cierran debido a que no hay suficientes comensales para todos los nuevos que abren. Así que si estás pensando en abrir un restaurante para hacer dinero, piénsalo dos veces antes de mal invertirlo, créanme: hay maneras mucho mas fácil de facturar y con menos dolores de cabezas.