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AMBIENTE

La tecnología y mitigación de desperdicio de alimentos

sábado, 11 de octubre de 2025

La Asociación de Bancos de Alimentos de Colombia, Abaco, advirtió que cada año se pierden más de 9,7 millones de toneladas de alimentos aptos para el consumo a nivel nacional

Kim Durand

Mucho se ha hablado sobre el potencial de Colombia para ser la gran despensa alimentaria que el mundo necesita.

Aspectos de su geografía, como: la diversidad de climas, la disponibilidad de tierras, la abundancia de recursos hídricos y los suelos fértiles -además del privilegio de tener acceso directo a 2 océanos en simultánea-, le dan al país una importante ventaja competitiva para destacarse en las diferentes cadenas internacionales de comercialización de alimentos.

Sin embargo, aunque es un tema altamente recurrente en el debate público, poco se ha hablado sobre la otra cara de la moneda: el desperdicio de alimentos. Y es que no se trata de una problemática menor, ya que, según la Asociación de Bancos de Alimentos de Colombia, Abaco, cada año se pierden más de 9,7 millones de toneladas de alimentos aptos para el consumo a nivel nacional.

Ese volumen de desperdicio, en un país que produce anualmente más de 28 millones de toneladas, supone que alrededor de un tercio de la producción local de alimentos nunca llega a consumirse.
Tal dato, que en ocasiones es difícil de dimensionar, resulta paradójico y cobra más relevancia cuando se le contrasta con la situación actual de inseguridad alimentaria que hay en el país: 19,2 millones de personas que la experimentan y más de 390.000 menores de cinco años que padecen desnutrición crónica.

En ese sentido, se calcula que si esos 9,7 millones de toneladas que se pierden cada año se aprovecharán, unos 8 millones de colombianos podrían alimentarse de manera suficiente en ese mismo periodo de tiempo.

Por todo lo anterior, y con la intención de que la conversación trascienda el diagnóstico y se centre en las posibles soluciones, es que resulta oportuno empezar a dirigir la atención hacia las herramientas y desarrollos tecnológicos que tienen la capacidad de minimizar estas pérdidas de alimentos.

Una de ellas, que ya opera en México, Chile y Argentina; y que está próxima a desembarcar en el mercado colombiano, se trata de Cheaf: una plataforma digital gratuita que conecta a consumidores con comercios (supermercados, panaderías, tiendas de conveniencia, restaurantes, etc.), para que esos alimentos que estén próximos a caducar, encuentren un usuario que esté dispuesto a adquirirlos por un menor precio. Esto gracias a que los procesos más operativos de la cadena se optimizan mediante algoritmos de machine learning, que están al servicio de todo el público.

De esta manera, se establece un círculo virtuoso o un auténtico ‘gana y gana’, pues: las personas adquieren comida a la mitad del costo habitual -o más-, los negocios reciben un ingreso en donde antes solo había pérdidas económicas y se evitan emisiones de CO₂ asociadas al desperdicio.
Dicho modelo, que ya ha rescatado un acumulado de 9.400 toneladas de alimentos en los países en los que opera, y ha establecido una red de alianzas con más de 2.000 comercios afiliados en la región, se complementa de gran manera con el resto de iniciativas y programas para prevenir el desperdicio de alimentos.

Cheaf es un ejemplo más de cómo, de manera práctica e intuitiva, se puede mitigar una problemática socioambiental con tecnología ya disponible. El reto, ahora, pasa por incorporar estas innovaciones en el día a día y, sobre todo, por cambiar la mentalidad sobre el desperdicio de alimentos.
Así las cosas, construir una América Latina más equitativa, sostenible y saludable también pasa por cómo aprovechamos nuestros recursos alimenticios: una riqueza que por momentos se da por sentada, pero que, en la práctica, muchas otras regiones del mundo desearían tener.

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