.
TECNOLOGÍA

Agrodata: el nuevo oro verde de la economía digital

sábado, 2 de agosto de 2025
Gonzalo Mejía Delgadillo

Tradicionalmente, muchos negocios agrícolas han sido muy riesgosos en nuestro país. No solo deben los agricultores lidiar con inclemencias del tiempo, plagas y enfermedades sino también con las cambiantes condiciones del mercado.

Cada rato escuchamos quejas de algodoneros, arroceros, paperos y caficultores sobre la ausencia de políticas y de que no se les paga “el precio justo”. No es sino mirar la prensa de unas semanas atrás con la crisis arrocera.

Siempre me he preguntado cuál es el precio justo. Algunos dirán que es el que cubra costos de producción y deje un margen “razonable”: no es tan sencillo como se cree pero esa es harina de otro costal.

Hay varios problemas estructurales en el campo colombiano que ya se han documentado: llegada de productos agrícolas del extranjero de forma legal e ilegal, alto precio de los insumos, dificultades para encontrar mercados nuevos y sobreproducción. Para mí la solución no es tener únicamente políticas gubernamentales, léase control de precios, sino es cuestión de ser más eficientes en todos los procesos, desde la planeación de la siembra hasta el envío al cliente final.

Es aquí donde las nuevas tecnologías de la Industria 4.0 (ahora 5.0) tienen un papel que jugar. Empezando por determinar la demanda del producto y establecer su relación con los precios.
La crisis del arroz fue desencadenada en parte por la sobreoferta ocasionada a su vez por un desconocimiento de la demanda real. Afortunadamente existen ya tecnologías basadas en imágenes satelitales o de drones que pueden determinar no solo las áreas sembradas sino también predecir la oferta productiva de las regiones y establecer la salud de los ecosistemas. Sabiendo esta oferta productiva, es posible tomar decisiones más acertadas de siembra y cosecha, mejorando no solo la rentabilidad del cultivo sino el uso del agua y el manejo ambiental. No es para todos los productos agrícolas, claro está. También hay otras tecnologías como sensores IoT (Internet de las Cosas) de bajo consumo y baja conectividad que pueden capturar datos de temperatura, humedad y luminosidad en tiempo (casi) real, ayudando al productor a tomar acciones oportunas.

La generación de “agrodatos” no es el único componente de la transformación digital del campo. Es necesario procesarlos y generar valor a partir de ellos. No solo es predecir los valores de unas variables sino usarlas en forma útil. Por ejemplo, la inteligencia artificial podría también generar planes de rotación sostenible de cultivos que sirvan para crear ecosistemas agroalimentarios soberanos o apoyar nuevos negocios agroindustriales. ¿Qué tal el diseño de nuevas recetas culinarias con productos ancestrales basadas en IA?, o ¿la creación de redes colaborativas para la comercialización de productos a través de marketplaces que apoyen al agricultor en la siembra?

Las posibilidades son infinitas. Sin embargo, hay barreras todavía por sortear. El costo de estos sistemas interconectados así como su mantenimiento y el uso de la energía para que su funcionamiento es alto.
También se necesitan personas capacitadas que quieran quedarse o volver al campo y que lo vean, no como una actividad de subsistencia, sino como un negocio rentable. Y por último, también son indispensables políticas gubernamentales apoyadas por la academia y por el sector productivo, que financien las nuevas tecnologías y la capacitación en las mismas. Hay aún mucho por hacer.

Conozca los beneficios exclusivos para
nuestros suscriptores

ACCEDA YA SUSCRÍBASE YA