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Volver a la “bici”

jueves, 23 de abril de 2015
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Sandra Jarro

En Europa existe una iniciativa que promueve su uso llamada Civitas; afirma que esta alternativa redujo en algunas ciudades el uso del vehículo particular hasta en 5% en un período de cuatro años. Para ello es preciso definir la población y sus necesidades, de dónde vienen y para dónde van.

“Usualmente, las personas que más pueden utilizar este medio son los estudiantes de colegios y universidades”, explica Civitas, una alternativa que promueve, por ejemplo, espacios adecuados para estacionar las bicicletas de forma gratuita. 

En Colombia un usuario importante de la bicicleta son los trabajadores de construcción, quienes recorren distancias importantes y luego realizan un trabajo altamente demandante en esfuerzo físico, a la hora del almuerzo juegan un “picadito” y hacia las 5:30 p.m. se van camino a casa nuevamente en este medio de transporte. Estos hombres son ejemplo de resistencia física y un ‘target’ que sigue ignorando la administración distrital para la definición de nuevas alternativas de cicloruta.

Si Bogotá realmente le quiere apuntar a un incremento del uso de la bicicleta como alternativa de transporte, es necesario que exista una mayor cobertura en la red, no puede limitarse su uso, es necesario construir nuevas ciclorutas en espacio público o dejar una franja para bicicletas en la vía, como se hace en algunas ciudades del mundo. También hay otros aspectos por trabajar, como las exigencias en temas de seguridad, el uso de casco y chalecos que ayudan a proteger a los usuarios. 

Un aspecto que ayuda a definir su uso como medio de transporte es la seguridad, pero la capital del país se raja en este aspecto si se tiene en cuenta el número de personas ha sufrido el robo de su bicicleta. Este tipo de seguridad es crucial, si la vida corre peligro nadie utiliza ese medio de transporte. Por ello es preciso velar por los usuarios, tener espacios seguros, contar con una red de personas que apoyen a los ciclistas para que se sientan protegidos.

Por otro lado la ciudad no podría quedarse con unas ciclorutas para esas dos poblaciones: estudiantes y trabajadores de la construcción, porque esto no genera reducción en la congestión vehicular, aunque sí puede aliviar el uso de medios de transporte masivo. Es preciso motivar otras personas, las que utilizan su vehículo para desplazarse distancias cortas, que como está la movilidad actualmente se tardarían mucho menos tiempo haciéndolo en bicicleta que en automóvil. 

Empecemos por motivar a esas personas que, bien sea en bicicleta o como peatones, busquen la manera de trasladarse de un lugar a otro en una forma más tradicional y sobre todo más “verde”. Volvamos a caminar con nuestros hijos y enseñémosles que hay que hacer ejercicio no solo por salud, sino también para hacer amigables con el medio ambiente.

Hay diferentes maneras de promocionar esta alternativa, y para nuestras necesidades específicas la educación resulta prioritaria pues los conductores de buses y vehículos deben comprender que el ciclista tiene vías específicas y que tiene derechos como todos, debe respetar los espacios diseñados para ellos. 

Aún nos falta mucho por hacer, para lograr que los bogotanos trabajemos unidos por mejorar la situación de nuestra complicada movilidad y estemos abiertos a cambios a nuevas alternativas que nos mejoren la calidad de vida y ayuden a cuidar el aire que respiramos. 

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