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El cerebro de las ciudades

viernes, 13 de mayo de 2016
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Fernando Ayala

Lejos de ser soluciones exclusivas para los países más desarrollados, las ciudades inteligentes empiezan a cobrar relevancia en un momento de la historia en que administrar urbes grandes y complejas se ha convertido en uno de los principales retos globales. En el caso de Colombia, hoy 76% de los habitantes viven en zonas urbanas.

Usar la tecnología para hacer frente a los desafíos de las ciudades en crecimiento, tales como el tráfico denso, la polución, la eficiencia energética y la participación ciudadana define a las Smart Cities. Desde nuestra experiencia, hemos visto que son aquellas en las que administraciones públicas y sus aliados del sector privado generan nuevas y avanzadas opciones de servicio utilizando el internet de las cosas, el big data y el análisis de información, para que los ciudadanos puedan gestionar para sí mismos, al alcance de un click,  los servicios que les ofrece la administración.

Es una verdadera revolución que va más allá de poner sensores a lo largo y ancho de las ciudades y acumular enormes cantidades de datos. Las Smart Cities usan la información en tiempo real para entender cómo interactúan diferentes elementos (la rutina de los ciudadanos, la movilidad, el uso de los servicios públicos, el clima, entre otros) para proveer una respuesta integral, tal como lo haría el motor de un vehículo o el cerebro en el cuerpo humano.

¿Qué tan lejos están las ciudades colombianas de convertirse en Smart Cities? No tanto como se cree; hay muchas oportunidades por delante. Ciudades como Medellín han generado soluciones importantes en este ámbito, por ejemplo, en el campo de la movilidad, con el Sistema Inteligente de la Movilidad de Medellín (Simm), proyecto en el que nosotros participamos.

Esta herramienta recoge y analiza información de diferentes subsistemas y planea la movilidad de forma global. El Simm le ha servido a Medellín para reducir el tiempo de respuesta a incidentes de 35 a 17 minutos, para disminuir en 18% el número de accidentes en los semáforos, y, a los usuarios, para tomar mejores decisiones de ruta con base en la información que se les ofrece en los paneles y en Twitter.

En el caso de Tunja, la plataforma TunjaParticipa de administración electrónica y participación ciudadana ha permitido impulsar el acceso a los servicios públicos a través de medios electrónicos y el aporte de ideas innovadoras de los ciudadanos.

La oportunidad más inmediata para las ciudades colombianas es incorporar herramientas para la conectividad y la inteligencia, en proyectos que actualmente desarrollan para proveer y mejorar servicios básicos a los ciudadanos en materia de eficiencia energética, salud, seguridad ciudadana y el transporte público, viendo la gestión de estos mismos como un todo con muchas partes que están destinadas a integrarse. Colombia está a menos de un paso de empezar a pensar en la tecnología como el cerebro de las ciudades.

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