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En diferentes analistas locales hemos venido señalando los atrasos en materia de competitividad que afronta el país. Por ejemplo, los rezagos en infraestructura arrojan unos sobre-costos en transporte y logística del orden del 16%-18% respecto del promedio de la región. Además, los empresarios locales deben enfrentar sobre-costos del 23% en la provisión de energía.
Este sector registró una caída del 0,7% en 2012 y en el primer trimestre de 2013 podría observarse otra contracción del orden del 3% anual. Ya son evidentes los daños causados por la llamada Enfermedad Holandesa y las dificultades para explotar las “ventajas comparativas” frente a los TLC. El Gobierno Nacional (GN) ha venido manifestando su creciente preocupación frente a dichos problemas. Por ejemplo, el Plan de Impulso a la Productividad y el Empleo (Pipe) incluyó algunas medidas encaminadas a mejorar el entorno competitivo. La novedad en materia energética tuvo que ver con la reducción en los costos del gas natural en 8,9%, los cuales se venían aplicando a un segmento de la industria (Decreto 4956 de 2011), pero que ahora se extenderán a todo el sector.
Actualmente, la tarifa cobrada a los industriales bordea los 7,8 centavos-dólar/Kwh, tras la aplicación de la Ley 1430 de 2010, similar a la de Brasil y México. Sin embargo, esta tarifa de energía cobrada en Colombia todavía supera en 15% la cobrada en Estados Unidos y en un 66% la de Perú. Por el lado del gas natural, antes de la eliminación del sobre-costo del 8,9%, la tarifa promedio cobrada a la industria colombiana se ubicaba en US$12,5/Mmbtu. Ahora se espera que se reduzca a los US$11,4/Mmbtu.
Así, pues, a pesar de este buen diagnóstico y de las medidas adoptadas, resulta claro que en materia de costos energéticos nuestro sector productivo, especialmente el industrial, continúa enfrentando sobre-costos que le restan competitividad internacional. Parte del problema radica en la poca profundidad que exhibe la bolsa-energética y los elevados costos de transmisión. En el caso del gas natural se tienen serias dificultades en su transporte e incertidumbre en el campo regulatorio, con marcados diferenciales entre la zona norte (Guajira) y la zona central (Cusiana), lo cual ha venido frenando las inversiones. Lo que Colombia debe evitar a toda costa es replicar aquí los errores del Brasil, donde los errados controles tarifarios no sólo han “destruido valor accionario” (en Petrobras-Cteep), sino que están postergando (allí también) las ansiadas inversiones. Por ejemplo, hacia finales de 2012, se habían anunciado recortes tarifarios del orden del 28%, sin que las partidas presupuestales cerraran la brecha presupuestal de las firmas del sector.
En síntesis, si bien es un avance importante que el GN haya tomado conciencia y acción sobre los problemas de competitividad que afrontan el agro y la industria, ello plantea delicados dilemas macrofiscales y microgerenciales para el sector energético. Ahora hasta la muy respetada Creg está siendo amenazada institucionalmente, lo cual no es una buena noticia para el país.
No se deben replicar los errores populistas del Alcalde Petro, donde a punta de rebajas tarifarias de corto plazo se está sacrificando inversión (“capex”) en las empresas de energía y acueducto-alcantarillado, lo cual a la postre redundará en mayores sobre-costos para todos los sectores.
El próximo mes estará listo informe sobre el sector
El gerente del Programa de Transformación Productiva, Juan Carlos Garavito, anunció recientemente a este diario que el estudio que está haciendo un consultor para reducir los costos de la energía para la industria estará en manos del Gobierno el próximo mes. Una vez el documento esté listo, se espera que el Ejecutivo adopte las recomendaciones y las ponga en marcha a la mayor brevedad.
