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Venezuela intenta mantener apagado el fuego en un tanque de almacenamiento de la mayor refinería del país, mientras autoridades esperan poder cumplir con su objetivo de reactivar la planta este fin de semana luego de la letal explosión que cobró la vida de al menos 48 personas.
Imágenes de la televisora estatal VTV mostraban a los bomberos rociando espuma sobre el tercero de los depósitos que ya no despedía llamaradas en la refinería de Amuay, que desde el sábado está paralizada por la explosión originada por una fuga de gas.
Durante la mañana del martes, el fuego cobró vida dos veces minutos después de que autoridades hubieran declarado la extinción total del incendio.
“Hemos cumplido, se ha extinguido este fuego y ahora vienen todas las tareas posteriores”, dijo el ministro de Petróleo, Rafael Ramírez antes de que se reavivaran nuevamente las llamas por última vez. “Ahora que no hay fuego debemos estar pendientes de cualquier fuga o derrame”, agregó.
El también presidente de la estatal Petróleos de Venezuela (Pdvsa) estima reactivar en unos 4 días la refinería de Amuay, que procesa 645.000 barriles por día (bpd), ya que ninguna de las áreas operativas resultó afectada por la detonación.
El accidente en el Complejo Refinador Paraguaná (CRP), el segundo más grande del mundo con capacidad de 955.000 bpd, impulsó el lunes los precios de la gasolina en un mercado ya cauto por la amenaza de la tormenta tropical Isaac sobre las operaciones petroleras del Golfo de México.
De la tragedia al debate político
La tragedia ha vuelto a poner a Petróleos de Venezuela (Pdvsa), principal empresa del país, en el centro del debate político, con acusaciones cruzadas entre oficialismo y oposición sobre la “irresponsabilidad” y “falta de ética” en el manejo de la catástrofe ocurrida a un mes y medio de las elecciones presidenciales. El presidente Hugo Chávez anunció el lunes la creación de un fondo de 100 millones de bolívares (unos US$23 millones) para los damnificados y ayuda por la pérdida de viviendas y enseres.
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