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El Gobierno de Nicolás Maduro decidió aumentar en 20% el precio de la carne de pollo y res, del queso y de la leche. Aunque ese movimiento se venía esperando desde 2011, cuando se habían congelado estos valores, los nuevos precios no fueron suficiente para animar a los productores del país vecino, ni son una esperanza para acabar con el desabastecimiento.
En Venezuela, la regla es el control de precios. Aunque algunos analistas lo consideran nocivo para la economía, ese es el mecanismo elegido por las autoridades para mantener el valor de los productos bajo control.
Esta semana, el kilo de carne de primera subió a 27,29 bolívares, es decir, US$4,33 en el cambio oficial, y la leche en polvo a 32,04 bolívares (US$5,09). Estos, sin embargo, siguieron teniendo precios por debajo de los que se manejan en el resto de la región. El kilo de pollo entero, por su parte, quedó en 18,73 bolívares (US$2,97), más alto que en Colombia, México o Perú.
A pesar de que estos precios son bajos si se les compara con los de la región, el control del precio del dólar también es un obstáculo para hacer un paralelo. Para el profesor de la Universidad del Rosario, Gonzalo Palau, el inconveniente que tiene Venezuela con el dólar paralelo, que puede estar 4 veces por encima de la tasa oficial, hace muy difícil realizar una comparación objetiva de precios con los de otros países de América Latina.
Además, Palau señaló que en Venezuela hoy en día el problema no es el precio en el que se consiguen las cosas, sino conseguirlas. “Puede que haya esos precios bajos, pero vaya a ver si consigue productos con esos valores, o peor aún, si consigue productos. De nada sirve tener precios bajos, si no consigues productos”. También señaló que el control de precios desestimula a los productores.
La falta de incentivo para los productores se vio cristalizada en el mismo momento en que el gobierno de Maduro decidió incrementar los precios a ese grupo de bienes. Apenas unas horas después de hacerse el anuncio, los sectores productivos de Venezuela se quejaron, porque los incrementos en el valor de los bienes no alcanzaron a cubrir lo que han sido las pérdidas durante los últimos dos años de precios congelados.
Con los productores locales desanimados, la respuesta deberían ser las importaciones. Sin embargo, Javier Díaz, presidente de Analdex, indicó que los productores colombianos se están viendo imposibilitados para exportar a Venezuela, debido a inconvenientes en ese país.
“El aumento de los precios en Venezuela no necesariamente implica un incremento en las exportaciones hacia allá, porque lo que estamos viendo es que en muchos casos no se están entregando los certificados de no producción o de producción insuficiente, lo que hace que los productores colombianos no puedan vender en el país vecino, más allá de los precios o de los pagos”, indicó.
Por su parte, el presidente de la SAC, Rafael Mejía, también señaló que el incremento en los precios de los productos agrícolas no incrementará las exportaciones de empresarios colombianos al vecino país, porque “aunque se están importando cerca de 80% de los alimentos que se consumen, y hay demanda, ese es un mercado incierto, en el que el empresario no sabe cómo ni cuándo le van a pagar, y por eso no creo que el aumento de los precios incentive inversiones para aumentar las exportaciones”.
Un alto salario mínimo en medio de la escacez
A partir de las reformas hechas por el Gobierno, el salario mínimo en Venezuela es uno de los más altos de la región. Con los US$390 que cobra como mínimo un trabajador en el vecino país, recibe más que quienes ganan lo mínimo en Colombia (US$320) y Perú (US$284), y casi lo mismo que en Chile (US$401). Sin embargo, la queja constante de los venezolanos es la escasez, el no tener qué comprar, aunque haya dinero. Prueba de ello, es que hasta el papel higiénico escasea en Venezuela, y el Gobierno ya se vio forzado a comprar 50 millones de rollos para combatir el fenómeno.
Javier Díaz
Presidente de Analdex
“Vemos que en muchos casos no se están entregando los certificados de producción insuficiente, lo que hace que los productores colombianos no puedan vender”.
Rafael Mejía
Presidente de la Sac
“Venezuela es un mercado incierto, en el que nadie sabe cómo o cuándo le van pagar, y por eso no creo que se vaya a invertir más para aumentar la exportación”.
Las solicitudes iniciales se mantuvieron en 212.000 en la semana finalizada el 13 de abril según el Departamento de Trabajo
La encuesta encontró que también se observa una leve subida de los temores de inflación (0,3 puntos respecto al mes de febrero)
El aumento de las quiebras corporativas y precios del mercado inmobiliario son los principales retos, según dijo el organismo
