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A 11 años de que los vuelos 11 de American Airlines y 175 de United Airlines vulneraran las Torres Gemelas de Nueva York y el centro financiero de los Estados Unidos, los efectos de ese suceso continúan incidiendo en el ámbito económico y de las finanzas.
El efecto de los atentados terroristas se manifestó en la caída que obtuvo el Dow Jones (DJI) de -14.2% o el Nasdaq de -41.7%, al abrir una semana después.
Además imprimieron una nueva dinámica, como explicó Arlene Ramírez Uresti, profesora del Tecnológico de Monterrey, Campus Toluca. “Este tipo de acontecimientos incorporaron nuevas variables en la toma de decisiones al momento de configurar un portafolio de inversión”.
En la óptica de la académica, a raíz de este suceso, cada vez que se ocasiona un acontecimiento terrorista se genera un nuevo riesgo de especulación, en el que puede existir la motivación de sacar el capital para evitar las pérdidas inmediatas o esperar la respuesta que tengan los gobiernos y recuperar con las ganancias que puedan motivarse de esas acciones.
Sin atribuirse únicamente a este tipo de acontecimientos, pero sí como un sumatorio de actos posteriores, el escenario imprimió una volatilidad constante a las bolsas de valores en el mundo, con la cual el sector ha tenido que saber manejar, en particular para gozar de los beneficios que ofrece este esquema financiero, consideró Eduardo Loria, director del Centro de Modelística y Pronósticos Económicos (Cempe), Facultad de Economía de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
Lección aprendida
En más de una década, diversas han sido las posturas sobre el efecto de los sucesos de las Torres Gemelas, a los que habrían de sumarse posteriormente los acontecidos en el 2005 tanto en España (11-M) como en Inglaterra (7-J).
El estudio “El impacto de los atentados terroristas en los mercados financieros” menciona que la principal variable que se presenta al momento de suscitarse un evento terrorista es la afectación en la confianza del consumidor, pero sólo en el corto plazo.
Como explicó Laura Iturbide, investigadora de la Universidad Anáhuac y testigo presencial de estos hechos ocurridos en el World Trade Center de Nueva York, “estos atentados motivaron que el sector económico y financiero incurriera en actividades que generaran desconfianza a la larga”.
El razonamiento de Iturbide está en coherencia con Eduardo Loria, quien afirmó que los atentados terroristas, de la mano de decisiones de las empresas como Enron o WorldCom de falsear información sobre sus finanzas, que motivó una crisis de confianza que a la fecha prevalece.
Como resultado de este escenario es que se tiene que apoyar con la reducción de tasas de interés y, con ello, “inflando” las bolsas de valores, en particular la de Nueva York, que dio paso a la especulación, definió Loria.
En el contexto, los capitales buscaron resguardo en áreas de mayor rentabilidad, como las hipotecas, que vivían su mejor época después del 2004, se tomó éste como el camino para reactivar a la economía, aun con el riesgo que implicaba, como se confirmó en el 2008, las “hipotecas basura”, afirmó Eduardo Loria.
“La crisis hipotecaria del 2008 sólo es la punta del iceberg de la situación que ahora se enfrenta en Europa”, comentó Iturbide, por ello no se puede negar que el efecto de los atentados finalizaran.
Para la también directora del Centro Idearse (para la Responsabilidad Social), Laura Iturbide, en la actualidad existen tres variantes a considerar en el entorno económico: envejecimiento poblacional, cambio climático y la posibilidad de atentados terroristas.
Paciencia, el escudo
Bajo un escenario en donde todos los acontecimientos económicos, políticos y sociales están concatenados y se manifiestan en las bolsas de valores, y exacerbados a partir del 11-S, de acuerdo con los especialistas, uno de los valores que más debe considerar el sector inversionista es la paciencia.
“Debemos considerar que la participación en las bolsas de valores es en sí misma una actividad arriesgada, pero ahora la perspectiva ganadora en estos esquemas requiere de mayor paciencia”, determinó Eduardo Loria.
El sector inversionista ha tenido que asimilar cada vez más que este mundo tiene un componente de volatilidad que parece permanente y en donde quienes quieren realmente obtener alta rentabilidad deben apostar por la paciencia para no salir en los momentos de pérdidas, sino sobreponerse a ellos y en el largo plazo obtener las ganancias esperadas.
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