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El papa Francisco, que ha dicho que quiere que la Iglesia Católica sea un modelo de austeridad y honestidad, podría reestructurar o incluso cerrar el banco del Vaticano plagado de escándalos como parte de una amplia revisión de su atribulada burocracia, afirman fuentes del Vaticano.
Francisco, que heredó una Iglesia agobiada por escándalos de abusos sexuales a niños por parte de sacerdotes y la filtración de documentos confidenciales sobre corrupción y rencillas internas en la administración central del Vaticano, está considerando sus opciones mientras establece el tono para una Santa Sede reformada y más humilde.
Una de las pruebas de su papado será ver qué hace con el banco, que ha dañado regularmente la imagen del Vaticano por más de tres décadas y que enfrenta crecientes pedidos de una reforma.
El año pasado, un órgano europeo contra el lavado de dinero halló que el banco -llamado formalmente el Instituto para Obras de Religión y conocido por el acrónimo IOR- no había cumplido con algunos de sus estándares en el combate de crímenes financieros.
"Por supuesto que si el Papa lo desea, puede cerrar el IOR", declaró un importante funcionario vaticano, un prelado que tuvo años de experiencia de tratar directamente con el banco.
El futuro del IOR es uno de los temas principales que deberá enfrentar Francisco ahora que está pasando la vorágine de su sorpresiva elección, agregó.
Cualquier reforma significativa del IOR no se concretaría por algún tiempo y probablemente tendría lugar después de realizar cambios a la Secretaría de Estado, el departamento central de la Iglesia que estuvo en el corazón del escándalo "Vatileaks" que remeció a la Santa Sede el año pasado.
Esos cambios incluirían el reemplazo de su director, el cardenal Tarciscio Bertone, quien es el segundo en jerarquía en el Vaticano y que ha sido ampliamente culpado por no lograr impedir los muchos percances y luchas internas en el Gobierno de la Iglesia durante los ocho años de pontificado del Papa Benedicto XVI.
"Tomará tiempo (cambiar al banco)", afirmó otro funcionario vaticano que no es un prelado. Ambos hablaron bajo condición de anonimato.
El segundo funcionario cree que es más probable que el banco, que administra dinero para el Vaticano, instituciones religiosas católicas internacionales y órdenes de sacerdotes y monjas, sufra una "seria reestructuración" en vez de ser cerrado.
"Pero no excluiría nada, incluyendo su cierre futuro. Francisco está haciendo cosas sorprendentes cada día", sostuvo.
Ambos funcionarios dijeron que el nuevo Papa, como primer paso, estableció un comité para asesorarlo sobre posibles cambios a la estructura financiera del Vaticano.
La primera señal de cambio sería un nuevo secretario de Estado.
"No es una tema de si se irá Bertone, sino de cuándo se irá", afirmó el prelado. "Queda por ver a quién elegirá el Papa como nuevo secretario de Estado", agregó.
Crisis en la curia
Los fracasos básicos de la Curia, como es conocida la administración central del Vaticano, fueron airados -a veces en forma acalorada- en reuniones a puertas cerradas de cardenales antes de que se congregaran en el cónclave que eligió a Francisco el 13 de marzo.
"La Curia no salió oliendo a rosas de esas reuniones", sostuvo el prelado, quien agregó que muchos cardenales habían exigido explicaciones sobre los escándalos e información sobre cómo se administra el banco e incluso cuestionado si éste debería existir.
"El IOR no es una parte esencial del ministerio del Santo Padre como sucesor de San Pedro", dijo el cardenal de Nigeria, John Onaiyekan, a un canal de televisión de Italia antes de la elección de Francisco. "El IOR no es fundamental, no es sacramental, no es parte del dogma (de la Iglesia)", agregó.
La ira contra los prelados italianos que mayormente administran la Curia fue una de las razones por las que los cardenales eligieron al primer Papa no europeo en 1.300 años en el cónclave y que acabó con las posibilidades de uno de los favoritos, el arzobispo de Milán, Angelo Scola.
El próximo secretario de Estado, dijo la fuente, tendrá que instaurar un nuevo estilo de "colaboración y servicio" entre las oficinas de la Curia, cuya imagen fue muy dañada por al escándalo "Vatileaks".
Antes de renunciar, Benedicto XVI dejó un informe secreto sobre el escándalo para Francisco, en el que documentos sensibles que acusaban de corrupción y conflictos por la administración del banco fueron robados del despacho del Papa y filtrados por su mayordomo.
El mayordomo, Paolo Gabriele, fue arrestado y sentenciado por una corte del Vaticano a 18 meses de prisión el año pasado, pero Benedicto XVI lo perdonó y fue liberado justo antes de Navidad.
Bertone ha estado directamente vinculado con los problemas recientes del IOR. Fue el principal promotor de Ettore Gotti Tedeschi, un italiano que encabezó el banco hasta mayo del 2012, cuando su directorio lo despidió.
Gotti Tedeschi dijo en ese momento que había sido despedido porque quería que el banco fuera más transparente, pero miembros del directorio aseguraron que se debió a que descuidó responsabilidades básicas de administración.
En el 2010, cuando Gotti Tedeschi aún estaba al frente del banco, magistrados romanos que investigaban un posible lavado de dinero congelaron 23 millones de euros (33 millones de dólares) que tenía el IOR en un banco italiano.
El Vaticano afirmó que el banco simplemente estaba transfiriendo fondos entre sus propias cuentas en Italia y Alemania. El dinero fue liberado en junio del 2011, pero la investigación continúa.
En febrero, el Vaticano nombró a un abogado alemán, Ernst von Freyberg, como nuevo presidente del IOR. Sin embargo, la designación, que tuvo lugar dos semanas antes de la renuncia del Papa Benedicto XVI, fue opacada por vínculos pasados de Freyberg con un astillero militar.
Al momento de la designación, el Vaticano dijo que Freyberg contribuiría a la modernización y transparencia del IOR en sus intentos por cumplir con estándares internacionales.
Mala imagen
"El Banco del Vaticano o IOR, no es excepcional. No son el peor (banco), pero realmente hay problemas muy serios que necesitan ser solucionados", dijo E.J. Fagan, coordinador en Global Financial Integrity, una organización que busca limitar las transferencias de dinero ilícitas.
"El Papa Francisco ha señalado muy claramente que quiere luchar contra la pobreza. El lavado de dinero de flujos financieros ilícitos es un importante generador de pobreza a nivel global y el Vaticano debería establecer un ejemplo claro", dijo Fagan a Reuters.
El Vaticano ha estado tratando de limpiar su imagen de centro financiero sospechoso desde 1982, cuando Roberto Calvi, un italiano conocido como "el banquero de Dios" debido a sus relaciones con la Santa Sede, fue hallado ahorcado bajo el Puente Blackfriars de Londres.
Moneyval, un comité de monitoreo del Consejo de Europa integrado por 47 naciones, dijo en julio que el Vaticano no había cumplido con todos sus estándares en lo que hace a la lucha contra los flujos de dinero ilícitos, la evasión impositiva y otros delitos financieros.
Un informe de Moneyval brindó al Vaticano una calificación general buena, pero le otorgó notas menos alentadoras en siete de 16 aspectos "clave y centrales" de sus acuerdos financieros. Halló importantes defectos en la operatoria del banco, aunque reconoció que el IOR estaba efectuando cambios para cumplir con los requerimientos de transparencia.
Cinco meses antes del reporte de Moneyval, JP Morgan Chase cerró la cuenta del IOR en la sede de Milán del gigante bancario estadounidense debido a preocupaciones por falta de transparencia.
Medios italianos han informado que el banco, que actualmente responde a una comisión de cardenales y goza de gran autonomía, podría ser colocado bajo el control de otro departamento del Vaticano, incrementando la supervisión reclamada en el informe de Moneyval.
Famiglia Cristiana, el semanario católico líder de Italia, pidió que los fondos del IOR sean administrados por un "banco ético" independiente externo al Vaticano.
"Una transparencia total aseguraría a los fieles, que constantemente están ofreciendo generosamente, que el dinero que dan a la Iglesia, más allá de la parte usada para garantizar el buen funcionamiento de la Iglesia en sí, sea destinado fundamentalmente a los pobres del mundo", indicó la revista de gran influencia.
John Allen, autor de varios libros sobre la Santa Sede y corresponsal de National Catholic Reporter, dijo que en los encuentros previos al cónclave hubo conversaciones entre los cardenales sobre que "el Vaticano no necesita su propio banco, y que liberarse de él eliminaría una fuente constante de especulación y teorías conspirativas".
Gran parte de los casi 7.000 millones de dólares administrados por el banco, que fue fundado en 1942, no pertenece al Vaticano sino a diócesis y órdenes religiosas, que lo usan para transferir los fondos alrededor del mundo.
Otra opción para el futuro del banco sería reducir su magnitud, para que sólo maneje los fondos necesarios para mantener al Vaticano en funcionamiento, disminuyendo drásticamente la cantidad de cuentas externas y volviéndolo menos susceptible a posibles abusos.
"Simplemente podríamos decir a los jesuitas, los dominicanos, los franciscanos: 'Señores, tendrán que hacer sus negocios en otro lado'", dijo el prelado de alta jerarquía.
Sin embargo, parte de las ganancias del banco han ayudado en el pasado a la Santa Sede a equilibrar su presupuesto, solucionando déficits de decenas de millones de dólares.
Eso significa que si el banco fuese reducido o cerrado, tendrían que hallarse otras fuentes de ingresos para suplir esa brecha, indicó el prelado.
Pero la Santa Sede probablemente será cuidadosa antes de brindar demasiada autonomía financiera al exterior, para poder mantener la flexibilidad en situaciones de emergencia.
Por ejemplo, antes de la caída del Muro de Berlín en 1989, el banco logró girar dinero a los países del ex bloque soviético para mantener con vida sus iglesias católicas allí frente a la represión comunista.
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