Oposición ganaría comicios regionales venezolanos, según sondeos

Mientras Venezuela se prepara para elegir el domingo 23 gobernadores en comicios postergados durante un año por el régimen socialista, la coalición opositora ha hecho incursiones en grandes barrios pobres y zonas rurales antes consideradas impenetrables.

El gobierno del presidente Nicolás Maduro convocó a elecciones para aliviar la presión después de meses de sangrientas protestas y para demostrar que la democracia está viva. Pero la crisis económica y la propagación del hambre en esta tierra rica en petróleo han permitido que sus adversarios llegaran a lugares donde rara vez se aventuraban.

Es el caso de José Manuel Olivares, un legislador de 32 años que se postula por segunda vez a gobernador del estado septentrional de Vargas. En su campaña de 2012 para representar a la angosta franja costera que rodea a Caracas, los habitantes de los barrios pobres le gritaban y le arrojaban basura. La semana pasada, Olivares besaba mejillas en los suburbios humildes.

“Hace cinco años esto era imposible”, dijo Olivares. “Ahora nuestro mayor desafío no es el gobierno sino nosotros mismos”.

Los lugares de votación abrirán de las 8 de la mañana a las 5 de la tarde del domingo, aunque aceptarán votantes siempre que lleguen. Los resultados se conocerán gota a gota durante esa noche y el lunes a la mañana.

Las encuestas pronostican que la oposición ganará en la gran mayoría de los 23 estados que se disputan. Venebarómetro, una consultora de Caracas, dijo que 52% de los votantes probables apoya a los candidatos opositores, frente a 28% a favor de los aliados de Maduro.

Espectáculos tradicionales
El jueves, último día antes de la veda electoral, los candidatos de toda Venezuela realizaron el tradicional cierre de campaña con caravanas de motos, tambores de samba, seguidores que agitaban banderas y sudorosos discursos pronunciados desde camiones con altavoces.

Carlos Ocariz, alcalde de la municipalidad de Caracas y miembro de la coalición opositora, se animó a entrar al barrio de Petare con una falange de percusionistas, seguidores de camisa amarilla que arrojaban una lluvia de volantes y un asistente que lucía un corte de pelo idéntico al de su jefe.

La procesión atravesó una zona de empinada pendiente de la “ciudad informal”, cuyas calles están bordeadas de puestos de mecánicos callejeros y venta de arepas y de tiendas de comestibles en las esquinas.

“Vamos a darle un ejemplo al mundo”, dijo Carlos Ocariz. “Vamos a echar a los corruptos a patadas”.

Ante la probable derrota, el gobierno de Maduro ha tratado de sembrar la confusión y desalentar a los enemigos. A los candidatos socialistas se les suministran abundantes recursos y se les da fácil acceso a los principales medios estatales. La oposición recibe unos pocos minutos diarios en la televisión y la radio privadas.

En lugares como Vargas, donde el difunto presidente Hugo Chávez se ocupó personalmente de la reconstrucción después de los aludes de barro hace casi dos décadas, la influencia del actual gobernador socialista sigue a la vista, así como los desafíos que enfrenta la oposición.

Bárbara Guzmán, trabajadora social de 75 años, señaló las decenas de techos de metal rojo que salpican el barrio pobre donde Olivares hizo campaña.

“Todos fueron provistos por el gobierno”, dijo. “La gente de aquí nunca lo olvidará”.

Sin embargo, los socialistas gobernantes parecen estar a la defensiva por primera vez. Policías de inteligencia del Sebin siguen a los candidatos de la oposición en autos claramente identificables pintados de negro mate e incluso detuvieron al hermano de Olivares en una concentración el mes pasado. Esta semana, el Consejo Nacional Electoral abruptamente reubicó unos 200 puestos de votación.

El mayor desafío podría ser la votación en sí. Pese a repetidos pedidos, el consejo se ha negado a eliminar de las listas a los candidatos opositores derrotados en las primarias, aparentemente para tratar de confundir a los votantes. Las boletas con doce nombres contendrán hasta cuatro que ya no compiten.

“Es todo parte de la misma estrategia: desmoralizar al adversario”, dijo Edgard Gutiérrez, director de Venebarómetro.