Mercados y competitividad

Tal cuestión pareciera más importante cuando se comprueba que gran parte de las exportaciones y de las importaciones colombianas se destinan y se originan en Estados Unidos y Europa, respectivamente. El gran problema es que sólo les exportamos (o en gran medida) materias primas y ellos nos exportan productos manufacturados de alto valor agregado. Y actualmente esas materias primas tienen sus precios actuales por el suelo, y los tendrán por un buen tiempo. 

¿No será tiempo de preocuparse de otros mercados, como el chino, y “olvidarse” de los de Estados Unidos y Europa?
El problema es que ni lo uno ni lo otro. Ciertamente, con la actual tasa de cambio resultaría rentable y atractivo exportar a cualquiera de esos mercados. El nivel actual de la tasa de cambio no está garantizado y siendo así ¿cómo invertir para recuperar fábricas y compradores perdidos, o construir y buscar nuevos? 

¿Por qué tal comportamiento?
Simplemente por qué los productores colombianos aún no tienen una competitividad garantizada como para producir y vender en esos mercados o en cualquier otro. Para penetrar mercados y desplazar competidores hay que ser más competitivo que ellos. Es decir, sí se quiere aprovechar el mercado de Estados Unidos y de Europa, utilizar los tratados, y también vender en China y en los propios mercados habrá que ser tanto o más competitivos que los chinos de una manera permanente. 

Esa mayor competitividad no se explica por Tratados de Libre Comercio ni por cercanías geográficas. Antes bien, China no los tiene y ha desplazado a quienes sí los tiene con Estados Unidos y son sus vecinos: México y Canadá. 

¿Cómo?
Aprendiendo de los chinos: son muy competitivos porqué tienen una tasa de cambio muy devaluada y, muy importante, muy estable, y sus tasas de interés y sus precios de servicios públicos son reducidos. Ciertamente, no son competitivos porqué sus salarios promedio son reducidos, incluso son superiores a los colombianos; o porque saben inglés. Y sin duda se necesitan carreteras, puertos y aeropuertos que permitan sacar los productos a los mercados. 

Es decir, se necesitan políticas monetarias expansivas, gasto público adecuado financiado con una adecuada estructura tributaria que no penalice a las empresas, y políticas regulatorias que hagan competitivos a los mercados de servicios, sobre todo a los de crédito y de comunicaciones. Mejor dicho, ya es tiempo de desarrollar una agenda grande y ambiciosa que garantice la competitividad a las empresas colombianas por un largo plazo.