Lula da Silva, el obrero que abre un nuevo capítulo en el choque de poderes en Brasil

 En medio del mayor terremoto político de la democracia brasileña, esta frase retumba en las calles del país, justo cuando se abre un nuevo capítulo del choque de poderes entre la justicia y el ejecutivo, tras el nombramiento de Lula como  ministro de la Casa Civil por su heredera, la presidenta Dilma Rousseff. 

Pero el expresidente duró 40 minutos en su nuevo cargo. Tras el acto de la designación en una de las carteras claves de Rousseff, cercado por cientos de manifestantes,  un magistrado federal de Brasilia anuló de forma cautelar el nombramiento de Lula  al ver indicios de “crimen de responsabilidades”, mediante un recurso que admite apelación, según el diario O Globo.

Con el  pedido de prisión preventiva por parte del juez federal, Sergio Moro, al frente de la operación ‘Lava Jato’, que ya ha afectado a políticos, ministros y empresarios; y tras ser acusado de  lavado de dinero y ocultación de patrimonio en la red de corrupción de Petrobras, a sus 70 años, Lula  aceptó ser ministro de Rousseff.

Según analistas, esto blinda al expresidente de la Fiscalía con un fuero privilegiado que le permite ser juzgado solo por el Tribunal Supremo Federal (STF), la corte de mayor rango del país y encargada de temas constitucionales. 

La entrada de Lula al Gobierno también le permitiría dar cohesión a la coalición oficialista para bloquear el juicio de destitución que hay contra Rousseff en el Congreso. 

Todo sucedió un día después de que el mismo Moro, difundió una conversación en la que Rousseff informa a Lula que ya está en camino el papel con su nombramiento por si lo necesita, lo que, según los analistas es  un “instrumento” para evitar la justicia. 

Lula, el héroe obrero de Brasil que pasó de defender el socialismo y la corrupción al crear el PT, a ser el candidato más votado (50 millones) de la historia de Brasil en 2003 y obtener índices de popularidad de 80%; atraviesa sus días más oscuros y estaría buscando la manera de evitar la justicia, con un recurso que hace 28 años criticaba. 

Con este nuevo capítulo, la crisis política, económica y social que vive Brasil se recrudece. Atrás quedaron los años bajo la batuta de Lula (2003-2010) con una alza del PIB de 7,5%. 

Para Eduardo Sarmiento, director del Centro de Investigaciones Económicas (CIE) de la Escuela de Ingeniería Julio Garavito, el lío con el ministerio refuerza un choque de trenes que le pegará a la economía en Suramérica. “Ahora se intensifica la polarización entre los planteamientos de izquierda y de derecha, lo que va a golpear a la economía de la región”. 

En medio de toda la pelea, la esperanza se centra  en los mercados. Ayer, el índice Bovespa subió 6,6% y el real se fortaleció 2,7% tras el anuncio. “Muchos inversionistas apuestan a la salida de Dilma”, señaló Mauricio Jaramillo, miembro del Centro de Investigaciones Políticas de la Universidad del Rosario.

Nike, entre los atemorizados por las protestas
Nike, uno de los fabricantes de vestuario deportivo más importantes del mundo, canceló ayer un evento en el que iba a lanzar la nueva camiseta de la selección brasileña de fútbol debido a las protestas por el nombramiento de Luiz Inácio Lula da Silva  como ministro de la Casa Civil en el Gobierno de Rousseff, según Reuters. Cabe señalar que es habitual que los manifestantes utilicen camisetas de la selección fabricadas por Nike. El descontento de la población se hace cada día más evidente por lo que se considera un intento de evasión de la justicia por los cargos de corrupción en el escándalo de Petrobras.

La opinión

José Manuel Restrepo
Rector de la Universidad del Rosario
“La designación como ministro de Lula enrarece aún más el mal ambiente económico que está viviendo Brasil”.