Le Monde y The New York Times dicen adiós a sus directoras

Dos mujeres salen de los periódicos más influyentes de Francia y Estados Unidos. Aunque son dispares las razones, ambas salidas generan polémica. En un caso, por cuenta de la transformación de un medio tradicional en digital; y en el otro, por “un problema de gestión en la sala de redacción”.

Para Mario Morales, analista de medios, con estas coincidencias se puede debatir acerca de un espíritu machista que embarga las publicaciones impresas.

“Si uno mira a conciencia quién ha estado al mando de los medios hegemónicos, encuentra que formalmente han sido hombres y eso habla de una tradición, aunque no pasa lo mismo en radio o televisión y tampoco en los portales de internet”, señaló.

Natalie Nougayrède, quien hasta hace dos días se desempeñaba como la directora del Le Monde, dejó su cargo luego de que la redacción rechazara tajantemente la decisión de convergencia entre el papel y la versión digital, que además incluía un plan de despidos de 56 personas del medio de comunicación.

En su carta de despedida Nougayrède sostuvo que los ataques directos y personales en contra de su trabajo y la oposición para implementar “el plan de transformación que he presentado a los accionistas y que requiere un amplio acuerdo de la redacción e interés superior del periódico, no cumplen dos elementos: confianza y razón”.

Nougayrède había asumido su cargo en marzo de 2013 tras la muerte de Erik Izraelewicz.

En ese medio impreso, que cumple su aniversario número 70, la periodista era reconocida como la primera mujer en dirigirlo desde su creación y además llegó al cargo por su destacado papel como corresponsal en Moscú y con un 79,9% de aprobación según información de la agencia de noticias EFE.

“En un espíritu de responsabilidad y lealtad a su misión con los lectores, Le Monde debe seguir y llevar a cabo una transformación relacionada con contenidos digitales, que es esencial para su futuro”, recomendó la ex directora.

La dimisión de Nougayrède coincidió con el despido de Jill Abramson, quien se desempeñaba como la líder del The New York Times. El cargo lo asumió en septiempre de 2011, pero desde entonces en el periódico se sentían ciertas tensiones con el presidente de la publicación, Arthur O. Sulzberger Jr., entre otras razones, por el estilo de gestión de la directiva.

Inclusive, en un artículo publicado por el periódico se relató que Abramson había contratado un consultor para que la ayudara con su manera de dirigir, aunque finalmente se decidió que ella saldría del cargo y que Dean Baquet, su segundo al mando, tomaría el liderazgo del medio de comunicación.

Baquet se convirtió en el primer afroamericano en dirigir The New York Times, pero además, le recibió el cargo a la primera mujer en asumir el mismo reto.

La decisión decepcionó a algunas de las periodistas de la sala de redacción que consideraron este movimiento como un retroceso en el liderazgo femenino de la publicación.

Abramson reemplazó a Bill Keller, después de ser su mano derecha en la sala de redacción y deja como su legado un premio Pulitzer como reconocimiento a la labor periodística realizada tanto en la sección impresa como digital.